La reaparición en anaqueles de rubros alimenticios no pudo frenar el avance de la desnutrición infantil en 14 estados de Venezuela, de acuerdo con el informe “Monitoreo del Estado Nutricional y la Seguridad Alimentaria Familiar Niños Menores de 5 años. Enero – Marzo 2019”, elaborado por la ONG Cáritas Venezuela en el primer trimestre del año.

El índice de desnutrición aguda severa pasó de 2 entre octubre-diciembre de 2018, a 4 al término del pasado mes de marzo, lo que representa una variación de 100% en apenas tres meses. El promedio de desnutrición aguda moderada subió 20%; de 5 ascendió a 6. El indicador de desnutrición leve no registró diferencia, por lo que el índice se mantuvo en 16.

Entre las monitoreadas, la población de Sucre es la que presenta la cifra más alarmante de desnutrición aguda, seguido de Lara y Portuguesa. Con 27,5 la entidad oriental casi triplica el promedio nacional de 9,9 y supera por más de 12 puntos el umbral de emergencia por el número de casos y el potencial riesgo de mortalidad. Caracas es la zona con menor índice de desnutrición aguda con 3.9, hecho que consolida la tendencia gubernamental de situar a la capital en un área privilegiada.

En el informe se destacó que, pese a que mejoró la disponibilidad de alimentos en puntos de venta en la mayoría de los estados, el acceso a los productos de la canasta alimentaria se mantiene con limitaciones para gran parte de la población, sobre todo la parte más susceptible de entrar en riesgo de desnutrición infantil, debido al sostenido auge de la hiperinflación, fenómeno evidenciado en el alza progresiva de precios al consumidor sobre 50% mensual, que en el economía venezolana marcó su origen en noviembre de 2017.

“La variación intermensual de la Canasta Básica de Alimentos supera al 200%. El poder adquisitivo alimentario del salario mínimo es de 4.7%, con 1 salario mínimo se puede pagar solo el 4.7% el costo de la Canasta Básica de Alimentos. Una familia requiere de 21 salarios mínimos para adquirir la Canasta Básica Alimentaria”, reseñó el documento.

La falta de variedad en la alimentación también fue evaluada. El resultado demostró que la disminución en el acceso a alimentos de todos los grupos ha consolidado un “deterioro masivo en la diversidad de la alimentación”, el sumario de este apartado agregó que “la tendencia en el aumento de granos, tubérculos y cereales se desplomó vertiginosamente”.

Ante la escasa posibilidad de sustituir estos productos ha ocasionado una “destitución alimentaria masiva” en segmentos todos los segmentos de la población.

Con información de El Pitazo

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