La desnutrición aguda global (GAM) aumentó 73% en niños y niñas menores de cinco años entre febrero, mes previo a la declaratoria de la emergencia nacional por la pandemia de COVID-19, y julio de 2020, alertó Cáritas de Venezuela.

Según el más reciente Monitoreo centinela de la desnutrición aguda y la seguridad alimentaria familiar, correspondiente a abril-julio de 2020 y publicado este mes de octubre, las medidas de control para limitar la propagación del coronavirus en el país tuvieron un “impacto considerable” en el incremento de la desnutrición infantil.

Durante los meses registrados en el boletín, la proporción de niños con desnutrición aguda en el país fue cinco veces mayor que el incremento en la emaciación infantil, pronosticada en 14,8% para todo el mundo.

La pandemia generó una disminución masiva en la afluencia de niños que iban a los servicios en las Cáritas Parroquiales y obligó a recolectar datos casa por casa. Se analizaron parroquias de 15 diócesis. Los resultados arrojaron que Valencia, Acarigua, Los Teques, Cumaná, Carúpano, Machiques, Barinas y Caracas registraron la mayor cantidad de niños con desnutrición aguda.

En general, 34% de los niños evaluados tenían algún grado de desnutrición aguda o estaban en riesgo de padecerla.

De acuerdo con el seguimiento, las parroquias de las diócesis de Caracas, Barinas, Machiques y Coro registraron un daño nutricional muy severo. “Los niños en estas parroquias enfrentan un grado de desnutrición compatible con el umbral máximo de severidad o nivel catastrófico”, advierte.

Cáritas de Venezuela destaca que en parroquias de Ciudad Bolívar y Maracay se registró un aumento del número de niños desnutridos, pero la severidad de su desnutrición no fue tan grave.

Retraso en el crecimiento

Además, 59% de los niños tenían algún grado de retraso en su crecimiento lineal, mientras que 11% tenía un retraso severo del crecimiento. Al igual, 30% de los niños se mantienen en riesgo de retraso del crecimiento.

Igualmente, el 49% de los casos de desnutrición detectados por Cáritas se concentró en niños menores de 2 años, mientras que el 20% de los niños menores de seis meses evaluados tenía desnutrición aguda. “En el grupo de 6 meses a 2 años, el porcentaje de niños identificados con desnutrición fue del 16%”, resalta el boletín.

La organización enfocada en la atención a las comunidades más vulnerables afirma que el incremento acelerado de la inflación y la profundización en la escasez de gasolina son determinantes adicionales del nuevo repunte del deterioro. Así, llama a tomar medidas de asistencia humanitaria inmediata en las parroquias más graves.

Sobrevivencia en los hogares

Cáritas alerta que el poder adquisitivo alimentario del salario oficial ($1,4) solo cubre 0,8% del costo de la canasta básica, mientras que las remesas familiares se han reducido a la mitad. También reporta un aumento de la presión de consumo en los hogares con 29% de ellos con algún miembro familiar retornado.

Además, la diversidad de dieta está en el umbral de crisis de inseguridad alimentaria en 32% de los hogares: consumen entre dos y tres grupos de alimentos solamente. El 46% de los hogares evaluados ha deteriorado su alimentación y 57% ha incurrido en alguna forma de privación alimentaria.

“El 45% de los hogares no reporta consumo de carnes, el 74% no consume productos lácteos y el 55% no consume huevos. En promedio, el 58% de los hogares no ha podido tener acceso a proteínas de alto valor biológico, ni a nutrientes esenciales como hierro. Menos del 40% de hogares reporta consumo regular de vegetales y frutas”, indica.

En los hogares también han tenido que recurrir a estrategias de sobrevivencia para enfrentar la crisis: 27% ha tenido que recurrir a la mendicidad, 42% a rebuscarse alimentos en la calle para poder comer y 35% ha consumido alimentos que preferiría no haber comido.

Además, en el contexto de la pandemia, 83% de los hogares evaluados no tiene acceso a agua continua.

Embarazadas en riesgo

Cáritas también detectó un aumento de 24% en los niveles de desnutrición en embarazadas, que acudieron más a los servicios de las Cáritas Parroquiales en búsqueda de atención ante el cierre de servicios prenatales por la pandemia.

La edad promedio de la mujer embarazada evaluada por Cáritas es de 24 años. Sin embargo, del total de embarazadas, 16% eran adolescentes. De ellas, 44% tenían desnutrición aguda global.

Con información de Efecto Cocuyo

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