Las caras y cuerpos demacrados de los pacientes internados en el Hospital Universitario de Pediatría Agustín Zubillaga (Hupaz), son un desgarrador reflejo del hambre que aguanta el pueblo venezolano debido a la crisis que aqueja al país en materia alimentaria, analizan los especialistas del centro asistencial.
A este centro asistencial, se supo en voz de los mismos pediatras, que casi todos los pequeños llegan desnutridos, y más del 50 % de los 120 pequeños (aproximadamente) que están actualmente hospitalizados, han sido diagnosticados con déficit nutricional.
La situación comenzó a observarse desde el mes de mayo de 2016, sostuvieron los especialistas, quienes comentaron que, aunque antes se observaban casos de este tipo, fue en el primer semestre del año pasado que empezó a hacerse masivo el espectro de la desnutrición en los chiquillos.
La jefa del servicio de Nutrición y Dietética del Hupaz, Nelly Sanabria, informó a EL IMPULSO que a cada infante que ingresa a este centro asistencial se le realiza la valoración clínica, así como la valoración nutricional, la cual, arroja “peso y talla baja para edad” en la mayoría de los ingresos.
Afirmó que rara vez los signos de desnutrición motivan a la búsqueda de asistencia profesional, sino que los niños llegan al hospital por otras afecciones. Generalmente por vómito y diarrea (síntomas de la desnutrición).
“Sí habíamos tenido pacientes con desnutrición, pero han aumentado los casos últimamente. Meses atrás hablábamos del 30 por ciento y ahora del 50”, precisó, luego de manifestar que no manejan cifras exactas.
Explicó que los niños son los más afectados por el escenario de escasez en Venezuela, porque cada vez es más restringido el acceso a las calorías y proteínas que son indispensables para el desarrollo infantil. Contrario al deber ser, la ingesta mayor es de carbohidratos en tubérculos como la papa, yuca o maíz.
“Nos dicen (los padres y representantes) que no consiguen o que el ingreso económico no alcanza para poder adquirir alimentos tan costosos como el pescado, la carne, el pollo, queso, huevo y leche (…) Ese el común denominador en las excusas”.
La desnutrición se está percibiendo más, declaró, en niños de entre 2 a 6 años de edad porque se encuentran en la etapa de mayor demanda de ingesta de nutrientes. Además, su dieta depende de las escogencias de representantes.
Malnutrición desde el útero
Las alarmas en el Pediátrico se mantienen encendidas por la llegada al mundo de bebés con menos peso de lo normal.
Tal es el caso de una pequeña de 3 meses de edad que nació pesando 1.5 kilogramos (1.9 Kg. actualmente) y está siendo tratada en Cuidados Intermedios.
Esto responde, expusieron los galenos, a la malnutrición de la criatura durante su estancia en el útero materno, que se produce por la inadecuada alimentación de la madre.
Generación afectada
Tallas bajas, nivel cognoscitivo afectado, apatía, anemia y otras secuelas va dejando la desnutrición en la generación infantil actual, consecuencias que, según Sanabria, son irreversibles.
El hígado y los riñones también se ven afectados. No obstante, en el servicio se mantienen haciendo lo posible por ayudar a quien lo necesita.
Luego de un año de turbulencia, precariedad y “dietas hipocalóricas”, desde mediados de diciembre han estado recibiendo las fórmulas y alimentos complementarios que requieren los pequeños de Lara.
Fuente: El Impulso
Fecha: 24 de enero de 2017