Desde que el venezolano se vio forzado a cambiar la dieta debido a la escasez y a los altos precios de los alimentos, muchos han perdido peso y han recurrido a las costureras para arreglar la talla de sus prendas porque comprar ropa nueva les resulta muy costoso. «Lo que más hacemos es el cambio de talla a una más pequeña. Un cliente bajó tres tallas con el cambio de dieta porque la comida está muy cara», dijo Eufemia Abreu, encargada de un negocio de costureras en Altamira.

En Los Ruices, Mirtha Rojas contó que un cliente perdió 10 kilos. «Trajo el pantalón para que le metiéramos. Sale más barato que comprar uno nuevo».

Usuarios concuerdan. «Bajé de peso porque ya no puedo comprar cosas que solía comer. Es más barato que me arreglen la ropa a comprar pantalones nuevos», aseguró Juan García.

Dependiendo de lo complicado de la labor, ajustar de talla un pantalón cuesta entre 4.700 y 10.000 bolívares, mientras que arreglar el entalle de una camisa va desde 1.600 hasta 4.500 bolívares.

Entre los encargos más comunes que le solicitan a Marian Masliah, empleada de uno de los talleres de costura, también están los ajustes de pantalones y camisas. Afirmó que la situación ha favorecido su negocio y que en ocasiones rechaza pedidos por la cantidad de trabajo acumulado. «Tenemos más trabajo. Es más barato mandar a arreglar que comprar ropa nueva», afirmó.

Si bien la pérdida de peso ha impulsado el negocio de algunas costureras a otras no les ha ido tan bien. «El trabajo bajó bastante. Aunque la gente prefiere pagar un arreglo a comprar ropa, la situación del país hace que les cueste pagarnos», añadió Rojas.

Los remiendos que más piden son voltear el cuello de camisas que sale entre 1.600 y 4.350 bolívares, el de puños entre 2.000 y 2.500 bolívares, el cambio de cierre entre 1.800 y 3.500 bolívares y la colocación de parches entre 1.100 y 3.300 bolívares.

Desde que empezó el año la escasez y los costos de algunos materiales ha obligado a las costureras a incrementar el precio de sus servicios. «Este año los hemos elevado tres veces entre 10% y 20%», señaló Abreu. «Subimos cada vez que aumentan los materiales, alrededor de cada dos meses. Cuesta conseguir hilos y cierres», expresó Masliah.

A Rojas también le es difícil obtener hilos y cierres. «Se ponen escasos. Hace unos meses un hilo estaba en 200 bolívares y ahora en 1.000. Las agujas pasaron de 50 bolívares por unidad a 1.400. Los paquetes de 10 agujas de 120 bolívares a 4.000», dijo.

Remiendan zapatos. El calzado no se salva de las reparaciones. «Desde hace dos años hay más trabajo porque nadie puede comprar zapatos. Piden costuras para que les duren más», apuntó Elías Escorcia, que tiene su puesto en una calle de Los Cortijos.

Un zapatero en Los Ruices, que prefirió no citar su nombre, coincidió con él. «Tenemos un poquito más pedidos por los altos precios de los zapatos nuevos».

Uno de sus clientes llevó un par para que les pegaran la suela. «Esta es la primera vez que lo hago, mi esposa lo hace desde hace dos años», indicó.

Cambiar las suelas cuesta entre 10.000 y 15.000 bolívares, hacer una costura entre 2.000 y 3.000 bolívares, colocar la tapita de un tacón entre 600 y 1.000 bolívares, tapizar calzado femenino 10.000 bolívares y pintar calzado masculino 5.000 bolívares.

FUENTE: EL NACIONAL

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