Hace 10 años los anaqueles lucían diferentes. Las marcas, presentaciones y precios eran de libre elección del consumidor. Carolina Pinto recuerda los nombres de la variedad de azúcar que encontraba. Ahora cuenta más de tres meses sin tener ni un gramo en su alacena. En los campos la situación es similar. Solo mil 200 hectáreas de las cuatro mil 500 que en 2006 fueron sembradas vieron actividad en la zafra 2015-2016 en Carabobo.

En números se trata de una caída de 87,7% al pasar de una cosecha de 35 mil toneladas (TN) a cuatro mil. La consecuencia de esta merma se ve reflejada directamente en la marcada escasez del rubro.

Son variados los problemas que enfrenta el sector. El porcentaje de molienda se ha venido a menos. Solo están operativos los centrales privados Molipasa, El Palmar, Portuguesa, y La Pastora, mientras que  los 11 que están en manos del Estado no están funcionando porque no cuentan con las divisas necesarias para la compra de repuestos y el mantenimiento de las máquinas, precisó el presidente de la Asociación de Cañicultores de Carabobo, Eugenio Rodríguez.

La regulación del precio es otra limitante. Aunque el Gobierno autorizó un ajuste de 100%, al pasar de 190 bolívares a 380 el kilo en anaquel a partir del 6 de julio de 2016, el aumento llegó de manera tardía porque se hizo después de concluida la cosecha. “El pago de kilo de caña de azúcar producida se nos canceló a 58 bolívares y se nos dijo o propuso un subsidio o pago complementario para aliviar inversiones realizadas”.

Mientras tanto, Carolina sigue haciendo cola y buscando azúcar en los comercios sin tener suerte. Un conocido que dejó a un lado su trabajo como vigilante para dedicarse a la reventa de productos, le ofreció recientemente un kilo en tres mil 200 bolívares.

Caída nacional

En la teoría, para esta zafra se debió moler cinco millones 500 mil TN para un total de 500 mil TN del rubro ya refinado. Pero en la práctica no se llevó ni tres millones 500 mil TN a los centrales, lo que significó que el mercado nacional recibió menos de 250 mil TN del rubro para una demanda nacional de un millón 200 mil TN.

La importación se hace estrictamente necesaria, pero también ha sido insuficiente. A Puerto Cabello este año solo han arribado dos cargamentos. Uno de 30 mil TN el 28 de mayo y otro el 25 de junio de 20 mil TN. Para satisfacer el mercado la compra en el exterior debe ser de al menos 950 mil TN.

La zafra regularmente arranca en noviembre y diciembre. A medida que se va cosechando también se adecua el terreno nuevamente para iniciar la siembra del próximo ciclo cuya duración es de un año. Hay un período entre mayo y julio donde se da el semillero de las cañas que servirán para la siembra venidera. Rodríguez destacó que hay hectáreas que tienen hasta 15 años sin ser poder resembradas por el costo que implica.

En Carabobo se siembra caña en dos zonas. En el sur, mejor conocido como Campos de Tacarigua, que agrupa los municipios Carlos Arvelo, Los Guayos y la parroquia Rafael Urdaneta, en Valencia, la situación de los productores es cada vez más difícil. Sin rentabilidad es cada vez mayor el número de personas que abandonan la agricultura, mientras que en el norte (Mariara, Guacara, San Joaquín), los trabajadores del campo tienen mejor margen de maniobra, ya que por su cercanía con el Lago de Valencia pueden alternar la cañicultura con otras siembras como cambur y hortalizas.

El temor de Rodríguez es que suceda en varias zonas lo que ocurrió en la Finca Los Nisperos, donde funcionaba una empresa campesina que aportaba cuatro mil toneladas de caña de azúcar y en cuyos espacios hoy no se siembra, porque fueron tomados por personas para construir precarias estructuras donde viven con sus familias.

FUENTE: EL CARABOBEÑO

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