Venezuela contaba con un mecanismo para medir la malnutrición que era pionero en América Latina, pero del Sistema de Vigilancia Alimentario y Nutricional del Estado (Sisvan) no queda ni la sombra. El proceso de recolección de datos monitoreaba las cifras de la malnutrición infantil y los indicadores de la seguridad alimentaria, y las publicó desde 1985 hasta 2007. Desde hace 12 años se dejaron de divulgar los boletines epidemiológicos de nutrición. La cantidad de niños malnutridos en el país es un misterio.
Un funcionario del Sisvan que accedió a una entrevista, reveló que de los 10 componentes que hacían seguimiento a la situación nutricional de la población, solo 6 continúan arrojando datos estadísticos. “Desde 2007 comenzaron a restarle indicadores al Sisvan hasta dejarlo desmantelado. El inicio de la crisis económica y la hiperinflación hizo imposible continuar con el seguimiento de los índices económicos del país”.
“El Sisvan no se ha detenido. La data oficial está contabilizada hasta el año 2018, pero el Gobierno la oculta porque es adversa a la revolución”, aseguró la fuente.
En su último boletín del año 2007 ya se vislumbraba la desnutrición. Los resultados de ese año arrojaron en el ámbito nacional una tendencia de desnutrición de 11,29 % (10.732 casos) en los niños menores de dos años, según el indicador peso/edad. Mientras que en los niños de 2 a 6 años los porcentajes alcanzaron 13,63 % (16.636 casos) y en los escolares 7 a 14 años de 9,43 % (8686 casos).
En 2012, 62 % de las personas tenía sobrepeso y para 2016 la tendencia disminuyó 12 puntos. En 2017 el panorama era aterrador y el hermetismo más acentuado entre los gerentes que sabían la situación”, señaló la fuente.
El velo de la opacidad estatal se cierne de igual forma sobre las estadísticas que monitorean la desnutrición en los niños menores de 2 años que están hospitalizados o que asisten a consulta por primera vez en la red ambulatoria nacional. En los archivos del Servicio de Nutrición y Desarrollo del hospital de niños José Manuel de los Ríos, el número de ingresos arroja luz sobre la realidad que el Gobierno quiere ocultar.
De 137 de niños menores de 15 años que ingresaron al servicio de nutrición del J. M. de los Ríos hasta este 30 de abril, 31 llegaron con desnutrición grave. Otros 27 fueron diagnosticados con marasmo, un tipo de deficiencia energética que se presenta en el primer año de vida y que se caracteriza por la ausencia casi total de proteínas y calorías.
En el estado más severo, ingresaron cuatro niños con acumulación de líquido (edemas) en los tejidos, una de las manifestaciones más graves causada por la ausencia total de proteínas y nutrientes en el organismo.
“El personal del Sisvan viene mensualmente a recoger la data de ingresos, pero desconocemos qué hacen con esas cifras”, aseguró Ingrid Soto, médico pediatra y nutriólogo clínico, que desde hace más de 25 años está al frente del Servicio de Nutrición del J. M. de los Ríos.
Con información de Crónica Uno