La inflación está entre las primeras preocupaciones de los venezolanos que deben lidiar con el frecuente alza de los precios de bienes y servicios, en un contexto en el que el bolívar pierde valor aceleradamente. En un país en crisis con una contracción estimada por algunos analistas en 10% para este año y la inflación más alta del mundo, proyectada por el Fondo Monetario Internacional en 720%, los ciudadanos deben enfrentar el día a día con una moneda que ha perdido su poder de compra.
Francisco Ibarra, director de Económetrica, indicó durante el más reciente foro organizado por la firma consultora, que el consumo hoy en día representa 35% de lo que era en el año 2012. “El nivel de consumo per cápita es similar al de 2005 y con el poder de compra del salario mínimo se adquiere la mitad de la canasta alimentaria“, dijo.
Las autoridades han intentado atacar los efectos de la inflación -pero no sus causas- con varias medidas, la última de ellas, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que son grupos de personas que distribuyen de manera racionada los alimentos entre sectores populares.
Aunque diversifiquen los productos que reparten en las bolsas, con las que atiende de acuerdo a algunas estimaciones a 5% de la población, la inflación seguirá su curso indetenible mientras el gobierno no tome las decisiones correctas.
Luis Oliveros, economista y profesor universitario, reconoce que las causas de la inflación están presentes. “Venezuela sigue teniendo un desorden fiscal-monetario muy grande que pudiera agravarse de cara a un escenario electoral, pero también el control de precios y de cambio generan problemas” alimentando el alza en los precios.
La expansión monetaria para cubrir gasto fiscal impulsa parte de la inflación, concuerda Ronald Balza, economista y decano de la Universidad Católica Andrés Bello. En el incremento de precios pesa la escasez de bienes, añade. “A esto se suma la ausencia de información pública y la organización de una economía subterránea que subasta bienes escasos, por la cual un marcador como el portal DolarToday se convirtió en referencia de muchos precios y presupuestos”.
De acuerdo con los cálculos del economista Alevander Guerrero, el déficit fiscal alcanza 33% del Producto Interno Bruto y el mecanismo para financiarlo (monetización) es lo que explica en primer lugar los niveles de inflación que exhibe Venezuela hoy en día.
“Únicamente podría ser aminorada si el gobierno reduce el gasto público. pero ello luce improbable porque está condenado a indexar los salarios de los empleados públicos los cuales ya toman el 20% del PIB”, sostiene.
Guerrero acota que otro factor que impulsa los precios es el incremento de la deuda. El gobierno financia el déficit aumentando la deuda, pero termina siendo lo mismo que monetizar porque “el BCV compra esa deuda y luego la quema en sus hornos”, explica.
Con una caída en los ingresos petroleros de 70% desde mediados de 2014 y niveles de escasez que bordean 80%, Venezuela está inmersa en la peor crisis económica de su historia.
El gobierno optó por recortar importaciones con su consecuente efecto sobre el abastecimiento de bienes. “El déficit en balanza de pagos es insalvable al menos que Nicolás Maduro lo siga haciendo con hambre. Lo curioso es que más hambre es más inflación”.
Guerrero advierte que sin una profunda reforma fiscal y monetaria no se detendrá la inflación. Cree que estas medidas no se adoptarán mientras se mantenga el modelo socialista, por lo cual “la inflación llevará los salarios promedio a niveles de subsistencia similar a Cuba”.
En este proceso, la clase media irá abandonado poco a poco ese estatus. “Terminará agotando sus ahorros en moneda dura para irse igualando a los que vivirán con la inflación”.
Basándose en lo que ha ocurrido en otros países, Guerrero indica que “en socialismo la inflación se cura institucionalizando la escasez bajo un régimen fuerte de racionamiento, y fenómenos políticos que traen hambre, malnutrición y domesticación política. Ese proceso ya comenzó con la militarización de los rubros alimenticios”.
FUENTE: EL ESTÍMULO
28/09/2016