Incluso, ya tienen calificados los mejores o peores basureros, calificados por cuan provechosos son. Los “mejores” lugares con “comida buena” son aquellos en los que restaurantes, panaderías y mercados vierten sus desperdicios, y son justamente estos los más concurridos y más peleados por los necesitados. También por algunas “bandas” que se aprovechan de la situación, arman bolsas de comida para venderlas a quienes no consiguieron nada.

Una mujer de 26 años llamada Brayan aseguró que por su zona son 45 las personas que sin trabajo, muchos con niños y todos sin nada qué comer. “Yo me la quemo (lucha) aquí todos los días, peleando por una bolsa porque yo sé que viene comida cocida y buena para darle a mis hijos, y nos hemos caído hasta a puñaladas por este punto“. En el basurero las personas encuentran jamón, queso, huesos y “cueros” de pollo, muchos critican que estos locales prefieren botar la comida que regalársela a ellos.

Brayan es madre de dos niños y señaló que aunque estudió para ser auxiliar de enfermería, afirma que no consigue empleo debido a la crisis. Además se quejó de que pagan poco dinero, “te pagan unos reales, pero ¿qué haces tú con 20.000 bolívares? (alrededor de 30 dólares) Dos harinas y un kilo de sardina (…) y tú no vas a calarte una cola desde las 2 de la mañana hasta las 3 de la tarde para que te digan que se acabó la harina“, expresó.

Jesús, de 15 años, busca comida para llevarle a su mamá y a su hermano de meses de nacido. Además junto con su primos separan cartones para venderlos al “cartonero”, un camión que pasa todos los días recolectando este material y que paga 22 bolívares el kilo (unos 3 centavos de dólar). El adolescente contó que los funcionarios de la policía militar venezolana los han detenido para requisarlos y que en muchas ocasiones los han despojado de lo que han logrado con las ventas.

Lo mismo dijo Carlos González, un hombre de 27 años que se dedica a la colecta y venta de papel, cartón y plástico de la basura como forma de vida. González dijo que la policía nacional muchas veces le decomisa el material o el dinero. Afirmó que entre semana prefiere dormir debajo de un puente, ya que ahí puede cuidar el material de trabajo que recolecta con algunos compañeros, que es lo que le permite llevar de comer a su hija de 6 años y a su esposa.

FUENTE: CARAOTA DIGITAL/ EFE
FECHA: 31 DE DICIEMBRE DE 2016

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