La hiperinflación es consecuencia directa de la falta de producción.
En Venezuela, no solo los precios en bolívares suben y suben en una espiral inflacionaria indetenible, también, los precios en dólares comienzan a experimentar aumentos que no parecieran corresponder a las fortalezas de la moneda norteamericana en el mercado internacional.
Esta situación afecta a los venezolanos más vulnerables que, con ingresos exiguos, ven elevarse el costo de los bienes y servicios en una moneda para muchos inalcanzable.
Según la economista Yuraima Suárez, “para que la economía se rija con base al dólar, este debe estar respaldado por las reservas internacionales y por la reserva del banco al que estamos haciendo la transacción, es decir, a la reserva del Banco Federal de los Estados Unidos. Y actualmente ninguna de estas dos condiciones se está cumpliendo. Eso hace que en Venezuela no haya control sobre los dólares que ingresan al país”, precisó.
Por tanto, cada vez que ingresan dólares a Venezuela –donde no está del todo clara la vía de ingreso, que ya no es la producción de bienes y servicios debido a la destrucción del aparato industrial–, este dinero entra a circular en la economía venezolana.
Sin embargo, Suárez explicó que cuando los dólares no provienen de la producción, no ingresan a las reservas internacionales del país y esto genera inflación.
Por otra parte, la puesta en circulación de esos dólares ayuda a solventar la escasez de dinero en bolívares que hay en Venezuela. Incluso, a los empresarios y comerciantes les resulta más conveniente trabajar con dólares que trabajar con bolívares, pues se reduce sustancialmente el impacto de la hiperinflación.
“La hiperinflación en la economía venezolana en bolívares es consecuencia directa de la falta de producción, la falta de estabilidad económica, política y jurídica que llevó al cierre de gran cantidad de empresas nacionales y transnacionales”, detalló la experta.
Agregó que, al no haber control sobre la macroeconomía, los precios suben y se genera inflación, debido a que el estado venezolano no establece las políticas necesarias para estimular la producción.
A esto se suma la gran cantidad de importaciones, necesarias para satisfacer la demanda de consumo interno.
“Hay momentos en que la inestabilidad es tan grande que eso genera tensión y la tensión hace que los precios se incrementen”, dijo Suárez.
Explicó que, como la moneda local no circula en gran medida, es sustituida por monedas más fuertes como el peso colombiano en los estados fronterizos del occidente, el dólar en el centro del país e incluso el oro en Amazonas y Bolívar y esto lleva a los empresarios a incrementar sus precios por el nerviosismo de lo que les espera a futuro.
¿Hay solución?
Una de las opciones para sanear la economía venezolana es que el gobierno aplique políticas macroeconómicas restrictivas (monetarias y fiscales), paralelas a una caja de conversión equitativa bolívar-dólar.
Aclaró que bajo el esquema de Caja de Conversión, el Banco Central de Venezuela quedaría supeditado al banco central y la economía norteamericana, “pero para ello se necesita un gobierno democrático o se necesita un gobierno alineado con las políticas macroeconómicas de Estados Unidos”.
Otra opción -dijo- es que el Estado establezca las políticas de estabilidad económica, jurídica, política y social, que conviertan a Venezuela en un país atractivo para la inversión nacional y extranjera.
“Mientras no haya producción, haya escasez y una importación tan elevada de productos, eso va a generar grandes niveles de inflación cualquiera sea la moneda que llegue al país”, advirtió.
Con información de La Opinión