Nathalia tiene tres años y tiene gripe. “Es normal”, dicen todos, incluso la pediatra, justificando que esas patologías son comunes en los niños en edad escolar. Y es cierto. Lo que no es normal es que el tratamiento que se le debe administrar en casa tenga ya cinco días de retraso. Ha sido imposible iniciar el ciclo de nebulizaciones con las dosis de antibiótico y de desinflamatorio de las vías respiratorias, porque en ninguna de las más de 30 farmacias que su mamá ha visitado ha logrado ganarle la batalla a la escasez. El resultado han sido noches de fiebre y una afección bronquial que se está complicando.
No hay nada en las farmacias. Ni siquiera para tratar síntomas de enfermedades infectocontagiosas que son de fácil propagación en la población infantil. Los inventarios de medicinas pediátricas están prácticamente en cero. Según los datos del Colegio de Farmacéuticos de Carabobo, el nivel de escasez de estos rubros es de 90%. No hay antibióticos, antialérgicos, soluciones hidratantes ni antiparasitarios, advirtió la presidenta del gremio, Yelipza Moreno.
Se trata de un drama que ha provocado que la medicina haya retrocedido al menos 20 años en sus mecanismos de aplicación. La única solución que dio la doctora para tratar la infección de la niña fue la compra de unas pastillas para adultos para su preparación en suspensión, trabajo que solo realizan en dos farmacias de la región. Y tras utilizar las redes sociales se logró la donación de algunas gotas para la nebulización que se hace de manera interrumpida por los cortes eléctricos y no cada ocho horas como se le fue indicado.
Moreno aseguró que, el desabastecimiento general de medicinas en la entidad se ubica en 85%. “Seguimos teniendo graves problemas con respecto a los antihipertensivos, y las enfermedades cardiovasculares son la segunda causa de muerte en el país. No nos explicamos cómo estos medicamentos no son producidos aquí y los que se traían del exterior no se ha logrado concretar su entrada”, reveló.
Aunque el Ministerio de Salud anunció que llegarían 90 toneladas de medicinas,especialmente los llamados fluidos terápicos –soluciones y sueros para casos de hospitalización y de bronquitis–, el cálculo que han hecho indica que solo podrían abastecerse de estos productos unos 10 hospitales de Venezuela, por lo que es insuficiente, sobre todo si se añade la necesidad que existe en ambulatorios y clínicas privadas en la geografía nacional.
Vivir en colas
Pero ese no es el único problema de Marianella, la mamá de Nathalia. Ella tiene cerca de una semana dividiendo su tiempo entre las farmacias y los supermercados. No ha parado de hacer colas, no tiene otra opción. Entre ella y su esposo logran recibir cada quincena 20 mil bolívares que significa 32% más del sueldo mínimo nacional. Pero aún así no es suficiente para completar sus compras a los precios del mercado informal que es la única manera de adquirir los productos básicos sin horas de espera en las puertas de los establecimientos.
Cada día es menos lo que consigue. Y no solo se trata de ella, sino de los más de dos mil personas que acuden en promedio a diario a los 15 supermercados principales de la región.Leticia Soto se apegó al plan de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) que indica que por el terminal de su número de cédula solo puede comprar los miércoles. Así que a las 5:30 a.m. salió de su casa en San Blas hasta un establecimiento de la avenida Bolívar a comprar “algo”. No sabía qué había en inventario hasta las 10:30 a.m. que anunciaron que venderían un litro de aceite por persona. Esperó y a las 2:30 p.m. salió del lugar con ese único artículo. Caminó un poco y se incorporó a otra cola. Había café. “Pero se acabó y solo quedaba insecticida, y como eso no se come me fui”.
Reinaldo Escalante lo vive siempre. “Una semana compro pasta, la otra mayonesa, si tengo suerte consigo en otra oportunidad harina de maíz o arroz”. Ya es imposible hacer un “mercado completo”. Esto obedece a los crecientes niveles de escasez que de acuerdo a datos extraoficiales de Fedecámaras Carabobo es de un promedio general de 85%, y de manera más detallada: aceite de maíz 95,5%; aceite de mezcla vegetal 94%; café molido 83,6%; harina de maíz 83,6%; leche en polvo en sobre 83,6%; atún en aceite 82,1%; margarina 82,1%; azúcar 80,6%; carne de res 64,2% y mayonesa 62,7%.
El presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Guillermo Manosalva, alertó que 85% de los establecimientos de la ciudad tiene severos problemas de inventario por las fallas en la distribución y el transporte de los mismos.
FUENTE: EL CARABOBEÑO