Les cuesta tomar la decisión, pero la necesidad les obliga y queda plasmado en una carta de renuncia que echa por tierra toda una carrera profesional dedicada al cuidado de pacientes. Lo denuncia Alberto Domínguez, presidente del sindicato del Seguro Social, ante la renuncia masiva de 8 enfermeras de dos hospitales. Es un promedio de 5 renuncias a la semana desde este 2.021, ante un sueldo a partir de $2 y que ni siquiera les alcanza para el pasaje.
«No cuento con beneficios de un salario para vivir con dignidad, hay desmejoras en el ambiente laboral, además de sobrecarga de trabajo y falta de insumos», es una de las explicaciones de una profesional que entregó 13 años de ejercicio, pero tuvo una salida forzada ante las dificultades por no cubrir sus necesidades básicas. Un reflejo que ubica Domínguez en un déficit en enfermería entre 55% a 60%, además de aquellos casos de abandono, sin la formalidad del retiro.
Le preocupa una actitud que termina generalizada, ante la reciente decisión de las 6 enfermeras del hospital Pastor Oropeza de Barquisimeto y 2 del Juan Daza Pereira. Un grupo que tenía una vida profesional entre 5 a 15 años de servicio.
Cuando detalla ese vacío ilustra una radiografía, que amerita de más personal. Empieza por el Pastor Oropeza que de 1.200 enfermeras, ahora solo llega a 400 activas. Luego el ambulatorio de Barrio Unión, donde contaban con alrededor de 180 y pueden estar rondando en 70. Del hospital Juan Daza Pereira estaban en 220 y la merma va disminuyendo a menos de 100.
«Se viola la ley a una vida digna con un sueldo de apenas $ 2 y hasta se ignora el estándar internacional que sugiere 27 enfermeras por cada mil habitantes», refiere Domínguez de un ambiente sin garantizar los implementos de bioseguridad, con deficiencias del servicio de agua, varios centros con laboratorios cerrados, sin ofrecer Rayos X y ni siquiera la voluntad de reparar ambulancias, que se podría alcanzar con ciertas alianzas del sector privado.
Con información de La Prensa de Lara