La mitad de la población reclusa venezolana, unos 45 mil hombres, de 100 mil presos se encuentra viviendo en condiciones consideradas infrahumanas; muchos de ellos están expuestos a morir de enfermedades derivadas del hambre de acuerdo a las cifras manejadas por organizaciones no gubernamentales (ONG).
Para el Observatorio Venezolano de Prisiones y Una Ventana a la Libertad, la situación por la que atraviesa el país ha tenido un impacto significativo en la población reclusa.
«Hemos visto como se ha reducido la ingesta de alimentos producto de la dificultad de conseguir comida por parte de los familiares que los privados de libertad tienen en las calles, si a eso le sumamos el golpe que la inflación ha dado al presupuesto familiar, las consecuencias se observan con facilidad entre los presos que permanecen en los centros de detención preventiva o calabozos de las policías, pues las muertes se han hecho cotidianas y las enfermedades que pensábamos superadas, como la tuberculosis, se multiplican en los centros policiales», indicó Humberto Prado, del Observatorio Venezolano de Prisiones.
En los últimos cuatro meses el año 2016 se produjo la muerte de siete reclusos por causas vinculadas directamente al hambre o a la mala nutrición. «Los presos están muriendo de inanición, no es posible que eso esté ocurriendo y nadie asuma las responsabilidades por esas muertes», indicó Prado.
Por su parte, Carlos Alberto Nieto de Una Ventana a La Libertad señaló que unos 45 mil reclusos están presos en «cárceles que eran centros que fueron diseñados para atender a una población detenida por períodos máximos de 72 horas, pero que por las medidas del Ministerio de Asuntos Penitenciarios, terminaron convirtiéndose en centros de reclusión definitivos con los efectos negativos que eso implica».
El hambre ha provocado hechos de violencia, tales como los ocurridos el pasado 11 de septiembre cuando fueron decapitados Edickson José Chirinos Chirinos, (25) y Miguel Ángel Gutiérrez Catarí (20). Familiares de ambos fallecidos indicaron que los asesinatos fueron provocados en venganza por el robo de alimentos.
Agrega que la ONG Una Ventana a la Libertad realizó un estudio entre septiembre y diciembre de 2016 en los nueve estados con mayor población penitenciaria, que reveló que siete mil 546 personas habitan en centros diseñados para mil 995 presos, con una sobrepoblación que se eleva a 378%, también el informe arrojó que en los centros coexisten 190 menores de edad y 101 extranjeros.
Humberto Prado denuncia que el hacinamiento que llega al 443% en centros de reclusión como los de la Policía Municipal de Chacao obliga a los presos a pasar largos períodos de pie, «hasta ocho horas, sin movilidad, además no tienen baños, lo que hace que los reclusos sufran continuamente de enfermedades estomacales.
Ambos analistas coinciden en señalar que el Estado ha dejado de lado su responsabilidad en el cuidado de los presos bajo su custodia y la ha cedido cuerpos policiales y familiares.
Visión carcelaria
Siete casos de muerte por desnutrición fueron detectados entre septiembre y diciembre de 2016.
El hacinamiento en los calabozos alcanza el 443%.
190 menores de edad y 101 extranjeros se encuentran recluidos en los centros de detención policial.
32% de los presos están procesados y no han sido trasladados a centros de reclusión definitivos.
Fuente: El Universal
Fecha: 16 de enero de 2017