La desnutrición cerca a cada vez más comunidades entre Puerto Ordaz y San Félix, donde los apagones se han convertido en un elemento que empeora la inseguridad alimentaria. En Brisas del Sur reportaron la muerte de cuatro niños por desnutrición en marzo.

La población de Brisas del Sur es una muestra a pequeña escala de un gran problema en toda la ciudad y en todo el estado. La desnutrición cerca a más comunidades y no parece haber una determinación gubernamental para frenarla.

Una muestra de la falta de decisión estatal para combatir el hambre se vivió en esa primera semana de abril con una protesta de los habitantes del barrio Primero de Mayo, también en San Félix.

El jueves cerraron la calle principal del sector. Entonces, con carteles denunciaron lo que pasaba: desde hace cinco meses no reciben los combos de comida del programa gubernamental Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).

“Hay niños, personas, familias que no tienen cómo sustentarse. No hay dinero para pagar un arroz a 4000 o 5000 bolívares”, explicó Fanibel Valderrey, una de las manifestantes, antes de hablar sobre una tesis de los vecinos: que entre revendedores y encargados del Clap hay complicidad.

La empobrecida San Félix no es la única zona de Ciudad Guayana flagelada por el hambre. A Puerto Ordaz —en los años de los gobiernos civiles llamada “alternativa no petrolera de Venezuela”— también ha llegado.

Alfredo Nieto —de 70 y tantos: un habitante de Villa Brasil que pide que se le cambie el nombre— explica lo que tiene que hacer para subsistir: “Y lo que tenemos que hacer es comer menos. Ya casi toda mi familia ha tenido que irse por eso mismo de Venezuela, pero yo quedo aquí, en la ciudad más cara de Venezuela”.

La tercera arista que demuestra la gravedad de la situación es que Ciudad Guayana no tiene un centro público de atención nutricional. Para niños desnutridos, por ejemplo, no hay alternativa. El hospital pediátrico de San Félix, el Menca de Leoni, cumplirá la próxima semana un año cerrado.

“La situación en el hospital es terrible. Si antes hospitalizábamos a 30 pacientes, ahora tenemos cupo de hospitalización para 18 o 20. No llegamos a 30 hospitalizados. Eso muy poco para la demanda que hay”, explica una médico que pide mantener su nombre en anonimato.

¿El hambre ha dejado sus números? Sí. La médico los ventila: “La mayoría de los pacientes que manejamos están desnutridos. En promedio, 25 niños mueren al mes por hambre”.

Solo quedan los esfuerzos de organizaciones como las que coordina María Nuria de Cesaris, quien advierte: “Es increíble la cantidad de niños que nacen con un kilo y medio o un kilo 200, cuando lo normal sería que pesaran tres kilos o más”.

La emergencia alimentaria, que desde 2016 se hizo evidente, no ha cesado y por el camino que lleva continuará empeorando.

Con información de Crónica Uno

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