Esta semana, como en una novela por capítulos, vimos otro grave arrebato por parte del Tribunal Supremo de Justicia, ese que se ha convertido –como ya hemos dicho- en la nueva trinchera del gobierno, para defender sus intereses, no a los venezolanos.

Frente a esa decisión del TSJ uno se pregunta: ¿estos magistrados vivirán en Venezuela? ¿harán cola para comprar alimentos? ¿irán de farmacia en farmacia buscando medicamentos? ¿acaso, se habrán leído la Constitución?

Vivimos en un país donde la violencia se ha desbordado ante los ojos de un gobierno indiferente y de un TSJ ineficiente. En nuestro país ocurren 90 homicidios por cada 100.000 habitantes, lo que nos coloca como el segundo país más violento de América Latina.

Tenemos un Poder Judicial que en vez de impartir justicia lo que ha venido impartiendo es impunidad, permitiendo que la delincuencia crezca a niveles nunca antes vistos en la historia de nuestra Venezuela. Ahora, a esta ineficiencia se le suma la lealtad al partido de gobierno, pasando de ser un tribunal de justicia a la tribuna donde se hace burla de la justicia.

La Asamblea Nacional, como lo ameritan sus funciones, realizó una investigación a la investidura de los magistrados que fueron nombrados en los ‘corre corre’ de los últimos momentos del pasado parlamento, buscando, como siempre hacen, darle fuerza a los nudos que los atan a la silla presidencial, porque los beneficios que merece el pueblo hace rato que se les olvidaron.

La investigación se hizo sobre 13 magistrados y 21 suplentes, y en ella se descubrieron 17 irregularidades en el proceso de selección. Hubo irregularidades en la presidencia del Comité de Postulaciones, en los tiempos de postulación, en los tiempos de impugnación, entre otras cosas, pero además, la selección de los candidatos a magistrados no se realizó con el voto de las dos terceras partes de los diputados, como exige el artículo 73 de la Ley Orgánica del TSJ.

Estos magistrados, que fueron escogidos por unos parlamentarios que ya iban de salida, tras la contundente derrota que obtuvieron el 6 de diciembre, se creen superiores a la Constitución y a la voluntad del pueblo. Solo ellos creen que pueden desconocer la voluntad de 8 millones de venezolanos, que con su voto decidieron cambiar y tener una nueva voz en la Asamblea Nacional. Veremos quién puede más, si un grupito de magistrados dentro de un aire acondicionado o los 8 millones de venezolanos que se expresaron el 6 de diciembre y se volverán a expresar para defender la Venezuela que tanto sueñan para sus hijos.

Entre las funciones de la Asamblea Nacional está la de controlar, junto a la Contraloría General de la República, y tanto lo saben los del gobierno que en 2007, una que hoy vuelve a ser diputada, encabezó una batalla para desconocer una sentencia de la Sala Constitucional del TSJ y ordenó que se constituyera una comisión que investigara a los magistrados de dicha Sala, incluso pidieron la aplicación del Código Penal para estos magistrados, y todo esto por cambiar un artículo en la Ley de Impuesto Sobre La Renta, argumentando que estaban usurpando funciones de la Asamblea Nacional y eso era un delito penal tipificado en el artículo 212 del Código Penal venezolano.

¿Qué dirá esa diputada sobre la sentencia emitida por el TSJ el 1 de marzo de 2016, donde se le niega a la Asamblea Nacional su facultad de designar comisiones para investigar las actuaciones de los magistrados? ¡Seguramente nada!

Como decía nuestro Libertador Simón Bolívar, “cuando los gobiernos pasan de la democracia a la oligarquía debilitan al Estado, destruyen la República y corrompen a los pueblos”.

Que no se le olvide a este gobierno, mucho menos a los diputados del partido oficialista, que la Asamblea Nacional es un poder electo por voto popular y que el TSJ es electo por el parlamento, no al revés. No pretendan ahora los magistrados, esta nueva trinchera del gobierno, venir a desconocer la voluntad del pueblo.

La decisión del TSJ lo que hace es profundizar aún más la crisis en todas las áreas, es una decisión absolutamente contraria a lo establecido en la Constitución. Y viendo esta actuación no me cabe ninguna duda de lo que hemos venido diciendo: para salir de Nicolás Maduro y de este gobierno hay que activar los mecanismos que están en la Constitución, para blindarnos ante un gobierno que la única forma que han conseguido para mantenerse en el poder es atropellar las leyes y a los venezolanos.

Cuando usted va en la vía y le viene un camión de frente, usted esquiva el camión para poder evitar el choque y seguir para adelante. Es algo similar. Sabemos lo que nos viene con el TSJ, así que debemos ser previsivos y accionar los mecanismos viables que nos permitan poder lograr los cambios que necesita nuestra Venezuela, y como me dicen en las comunidades que visitamos: para que Venezuela cambie debemos cambiar de gobierno.

La renuncia es válido solicitarla, pero es un acto voluntario y Maduro ha dejado claro que no le importa que el país se siga destruyendo.

La Enmienda corresponde a nuestros diputados en la Asamblea Nacional discutirla y aprobarla, debe hacerse porque con la Enmienda podemos recortar el periodo presidencial, añadir la doble vuelta y eliminar la reelección indefinida. Pero tomemos en cuenta que la Enmienda va a pasar por el TSJ y muy difícilmente veremos que le de curso.

El Revocatorio depende de cada uno de nosotros, está en nuestras manos activar la fuerza constitucional que tenemos y frenar los abusos de un gobierno ineficiente. Pero el Revocatorio hay que activarlo ya. El tiempo constitucional es ahora. Si no queremos aprobar una Ley de Referendo Revocatorio para evitar que la quieran torpedear, utilizamos los reglamentos existentes del 2007, podemos hacerlo con esos reglamentos, y según esos reglamentos el Revocatorio hay que activarlo ya, en unas semanas ya habremos perdido la oportunidad.

Entendemos las dudas que puedan tener algunas personas, pero les puedo asegurar que las firmas las podemos conseguir en el plazo necesario. No es un sueño revocarlo, el 6 de diciembre también vencimos al CNE, obtuvimos más votos de los que se necesitan para revocar a Nicolás Maduro, y hoy hay aún más venezolanos cansados de esta situación que estamos atravesando.

No es un tema de oposición ni revolución, sino de salvación. Los venezolanos tenemos que tomar una decisión y hacerlo sin miedo. Todas las vías tienen obstáculos, pero eso no nos ha detenido antes.

Sabiamente en el Quijote se lee, “como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles, pero confía en el tiempo, que suele dar salida a muchas amargas dificultades”.

Y el tiempo nos ha permitido dar pasos firmes para llegar a donde estamos; y si, hemos sido pacientes, porque el orden de los factores a veces puede alterar el resultado, y nosotros lo que queremos es que el resultado sea un cambio que nos dure y nos permita tener una Venezuela de paz y progreso.

Por eso, yo invito a los venezolanos a activar su fuerza constitucional, porque la solución depende de cada uno de los venezolanos. No hay una solución mágica ni rápida, va a ser difícil, pero sabemos que organizados y unidos somos invencibles. La llave para lograr el cambio está en nuestras manos.

¡Dios bendiga a nuestra Venezuela y nos guíe para seguir dando los pasos correctos en este largo camino! ¡Vamos Venezuela!

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