46 Centros de Diagnóstico Integral de la red de Barrio Adentro fueron instalados en Caracas a partir de 2003. Y según las autoridades capitalinas, todos están prestos para atender la emergencia por la COVID-19. Pero lo que cuentan los usuarios es que la atención no es directa, no es acuciosa, que los hacen esperar muchas horas y no les hacen las pruebas rápidas. 

Caracas. Desde el inicio de la pandemia el gobierno que dirige Nicolás Maduro ha reiterado que dispone de más de 23.762 camas, de las cuales 11.000 son de la red pública y 4300 de los Centros de Diagnóstico Integral (CDI). A la fecha, según lo dicho por la vicepresidenta Delcy Rodríguez el 13 de agosto, 4120 personas están recluidas en esos centros. Hay trabajadores que dicen que ya no están hospitalizando, y eso aumenta el ruleteo de los pacientes.

A juzgar por esos datos, los CDI están a su máxima capacidad, justo en el momento de la epidemia cuando los casos superan los mil contagios diarios.

A los CDI es a donde acuden los habitantes de las comunidades populares. Les quedan cerca y se pueden movilizar a pie. Pero cuando llegan la situación no es favorable para muchos.

A Ingrid Ramos le sucedió hace 20 días. Recorrió tres CDI con su papá, que presentaba síntomas asociados al virus. El primero fue el de Antímano, donde no lo atendieron porque estaba lleno. Luego se fueron al sector La Platanera en San Martín, con el mismo resultado. En el tercero, ubicado detrás de la Maternidad Concepción Palacios, los hicieron esperar ocho horas.

“La doctora lo que hizo fue mandarle acetaminofén para la fiebre y le dio una orden para que se hiciera la prueba. Mi papá decidió no hacérsela porque ya tenía cinco días con los síntomas. Hablamos con la gente del Clap y quedaron que ellos iban a ir para la casa y hasta el sol de hoy (14 agosto) eso no ha ocurrido”.

Lo que hicieron fue aislarlo en la casa y a punta de guarapos le bajaron la fiebre y le aliviaron un poco los dolores musculares.

En ese CDI no vio mucho personal. Por eso la atención fue tan dilatada. Había gente de varios sectores con los mismos síntomas y no estaban haciendo pruebas diagnósticas.

Vía Twitter la Alcaldía de Caracas anunció la incorporación de 200 camas para la atención de pacientes en el CDI y en la Sala de Rehabilitación Integral de La Quebradita en San Martín.

No para la desatención

En El Valle también está restringida la atención. El ruleteo de los pacientes de extiende a la Clínica Popular, donde tampoco le dan acceso a la gente.

Los representantes del Clap dicen que ya no saben qué responder a los vecinos de esa parroquia. “No están atendiendo ni haciendo pruebas”, es una respuesta reiterativa. 

El Valle es la parroquia que lidera los casos en el Distrito Capital, más de 1600 en 17 sectores y 68 comunidades, y las ofertas asistenciales cada día son menos. En la Clínica Popular, incluso el Seguro Social, que ya es un centro centinela; y el hospital de Coche que está dentro de su circuito asistencial, rebotan a muchos pacientes, según denunciaron vecinos afectados.

“En los módulos de Barrio Adentro, si acaso toman la tensión, es que ni Odontología está trabajando”, señaló Sofía Díaz, residente de Los Jardines de El Valle.

De hecho, una de estas estructuras octogonales, ubicada en la calle 15 de Los Jardines, solo atiende casos leves, de hipertensión, por ejemplo; y a las personas les dicen que pregunten desde afuera. Casi a dos metros de distancia de la puerta. 

“Ahora mandan a todo el mundo al Poliedro de Caracas”, dijo otro vecino que se quejó del ruleteo de los pacientes y denunció que en el CDI Cipriano Yerena de San Antonio, el mismo donde el ministro Carlos Alvarado en 2018 inauguró tres camas de terapia intensiva, a veces no hay agua.

En Coche, el CDI de Los Cedros ya no tiene la cola que hace un mes crecía en uno de los laterales. Ahí hay tres camas de cuidados intermedios, pero no hay instalaciones para terapia intensiva. Esta semana lo estaban desinfectando y, por ello, se vio disminuida la atención al público.

En el CDI de Las Casitas en la parroquia La Vega, comentaron líderes comunales, no hay insumos. Tampoco están haciendo la pruebas. De hecho, el 13 de agosto murió ahí el supervisor agregado de Policaracas, Nelsón Chacón, quien había ido anteriormente por presentar malestar. Le dijeron que tenía neumonía. Y ese jueves 13 de agosto, ya desmejorado, fue de regreso y le dio un paro cardíaco.

Allegados al funcionario dijeron que en el reporte les informaron que tenía COVID-19. Semanas atrás su esposa fue de emergencia porque se cortó y tuvo que llevar todos los insumos para que la curaran, contó una vecina cercana a la familia. 

Cuentas que no cuadran

Cabe destacar que Jorge Rodríguez, vicepresidente sectorial, informó que la red pública hospitalaria del país disponía de 450 camas de terapia intensiva para atender a pacientes con COVID-19 en estado crítico, mientras que Barrio Adentro contaba con 573 camas (no especificó en cuáles centros), 190 cupos se le atribuyen a la red de salud privada, para un total de 1213 unidades de cuidados intensivos en todo el país.

Tampoco han discriminado cuántas corresponden a Caracas. Por lo pronto, de los 30.369 casos positivos, el Gobierno admite que solo 81 personas están en UCI por presentar condiciones graves. Hay otros 3510 con insuficiencia respiratoria leve y 345 con insuficiencia respiratoria moderada.

El pasado 7 de agosto voceros del Gobierno informaron que estaban liberando los CDI y hospitales, y refiriendo muchos casos a la sede del Poliedro.

Pero la cifra en estas instalaciones, parte del sistema de Barrio Adentro, no baja. La ocupación sigue en ascenso:

  • 4120 pacientes al 13 de agosto.
  • 3908 al 12 de agosto
  • 3688 al 11 de agosto.
  • 3056 al 8 de agosto.
  • 2681 al 6 de agosto.
  • 2246 al  4 de agosto.
  • 2214 al 3 de agosto.
  • 1838 al 1 de agosto.
  • 1412 al 29 de julio.

Trabajar perseguidos

La dotación de personal, de nuevo tomando como referencia las cifras del Gobierno, para los CDI en el ámbito nacional es de 13.800 -por la parte de médicos cubanos-, a ese contingente se suman los comunitarios. 

Sin embargo, el acceso a la información de cómo funcionan los CDI puertas adentro es cuesta arriba debido a que están coordinados por personal cubano y no ofrecen declaraciones a la prensa. Así lo manifestó la doctora líder del CDI ubicado en la Gran Colombia, parroquia Santa Rosalía.

Sin embargo, hay trabajadores que no están cómodos y, aunque hablan amparándose en el anonimato por temor a represalias, al día de hoy aseguran que ni los CDI, las Salas de Rehabilitación Integral y los módulos reciben pacientes para hospitalización. Dicen que los mismos son referidos a los centros centinelas y, en muchos casos, los devuelven a sus casas.

Denuncian igualmente que las condiciones de los trabajadores son precarias –en el CDI de El Cementerio no hay aire acondicionado, por ejemplo-; que no están suministrando guantes y tapabocas con la frecuencia que indica el protocolo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “y nos envían a hacer despistajes sin la debida protección; por otro lado, se están dando casos en lo que están obligando a trabajar, no los dejan  renunciar, y los amenazan con abrir procedimientos y posterior aviso a la Fiscalía”. 

Barrio Adentro se maneja como una fundación, con presupuesto independiente del Ministerio para la Salud. En 2003 manejó 54,4 millones de bolívares, equivalentes para la fecha a 34 millones de dólares y para 2017 el dinero que se le había asignado durante 13 años fue de 211.594.101.847 bolívares, calculados en moneda norteamericana en 40.400.285.232.

La misión recibe entre 8 y 9 veces más que lo asignado al fortalecimiento de la red hospitales, así lo reflejó un informe de Transparencia Venezuela. El presupuesto de Barrio Adentro en 2016 superó lo que recibieron en 2017 otros 25 despachos, entre ellos MinAgricultura (11,101 millardos), MinTurismo (1,2 millardos) y MinJuventud y MinDeporte (5,7 millardos). Vale destacar que los últimos datos de esta misión aparecen reflejados en la última Memoria y Cuenta del Ministerio de Salud.

De ahí que muchas de las informaciones publicadas aquí son recopilación de notas de prensa en medios independientes y se desprenden de testimonios y trabajadores que piden el resguardo de su identidad, pero denuncian para contrarrestar las versiones oficiales y evitar así el ruleteo de los pacientes con clínica COVID-19.

Con información de Crónica Uno

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