Madres ventilando a sus hijos mientras apartan las moscas de sus vías, drenajes y curas es el primer escenario que se observa al entrar al área de observación del Hospital Infantil Doctor Tobías Guevara de Barcelona, donde  médicos residentes decidieron entregar sus guardias para dar paso a la dirección del centro asistencial.

Quienes están recluidos en el hospital infantil tienen que disponer de dos o tres litros de agua para ir al baño, pues el lugar normalmente está a secas.

Mirar al techo produce estupor en algunos, ya que se pueden observar filtraciones y espacios descubiertos tras la caída de láminas de zinc. Muchos aseguran que en las noches se escuchan ratones circular por el área.

El hijo de Marisol Gutiérrez tiene dos semanas recluido en la sala de cuidados intermedios del centro pediátrico y pese a que le han suministrado algunos antibióticos que ha logrado conseguir la madre,  no han sido suficientes para acabar con la infección pulmonar que presenta.

“Paso el día entero soplando la herida de mi hijo  con una de las placas que recién le han tomado, porque de aquí salió uno con una gusanera, después de que una mosca depositara sus huevos en su herida”.

El área de observación está a reventar. En el lugar cuentan con 10 camillas y actualmente los pacientes deben compartirlas para poder ser atendidos en su totalidad.

Las enfermeras se han visto en la necesidad de habilitar las salas de faena para bajar la fiebre de los pequeños que ingresan al centro asistencial y el área de aislamiento era usada como depósito, pero hace un par de meses fue habilitada con una camilla que no tiene colchón y sobre ese acero inoxidable frío es que reposan los pacientes que presentan riesgo de contagio por alguna patología.

Al respecto, el presidente de Residentes del Hospital Doctor Luis Razetti de Barcelona, asegura que la situación fue notificada a la directiva del hospital, Gobernación de Anzoátegui  y Ejecutivo nacional, pero hasta ahora no han sido tomados en cuenta.

“No tenemos ni guantes para atender a los pacientes y mucho menos tratamiento correspondiente para atacar sus afecciones; se nos mueren en los brazos y luego sus familiares quieren perseguirnos y golpearnos. No regresamos al área de emergencia hasta que no nos garanticen nuestra integridad física, insumos y medicamentos”.

Con información de El Pitazo

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