Pese a que el lavado de manos es una medida clave para evitar contagios de COVID-19, no se ha priorizado la oportuna reparación de los equipos dañados en el acueducto de Puerto Ordaz.
Puerto Ordaz cumple un mes bajo medidas de racionamiento por parte de Hidrobolívar luego de que el 13 de marzo ocurriera una falla en uno de los motores bomba PT1 del Acueducto Puerto Ordaz.
La restricción que limitaba aún más el servicio de agua a las parroquias Universidad, Cachamay y 60% de Unare ha empeorado durante los últimos días.
“A lo largo de este mes en los campos de Ferrominera hemos recibido aproximadamente 36 horas de agua”, expresó Rosa Cedeño, habitante de Campo B de Ferrominera, en la parroquia Cachamay. “Nos hemos visto en la obligación de comprar camiones cisterna”.
Aunque diariamente deberían tener suministro por unas cinco horas, en la urbanización no tenían agua desde el viernes y terminó llegando este martes en la mañana, cuatro días después. Cedeño relató que cuando el suministro lo tienen programado para la tarde, no llega, lo que solo les permite recoger agua cada dos días. “¿Cómo luchas contra el COVID si no tienes agua?”, preguntó.
Además, el caudal es tan deficiente en este sector que incluso el agua no sube a los baños o tanques de las casas y personas se ven obligadas a recoger agua de la lluvia, aires acondicionados o comprar camiones cisterna. “Estamos caóticos, fatales”, lamentó.
Otro ingrediente del caos urbano…
En el sector Río Aro, de la parroquia Unare, dejaron de recibir el servicio por tubería desde la madrugada del domingo 11 de abril y hasta el martes en la noche continuaban a la espera del suministro.
Johana, una residente de este sector, señaló que el cronograma de maniobras no se está cumpliendo, debido a que debían ser atendidos el lunes 12. Aunque pueden pasar medio día y hasta un día con agua por tubería, reclamó que luego quedan con dos y hasta tres días sin suministro, como en esta ocasión.
Recriminó que pese al deficiente servicio y a que deben estar constantemente cargando tobos de agua para subir a sus apartamentos, no son atendidos para solucionar sus carencias por agua. “Nadie resuelve, nadie se hace cargo”, expresó indignada.
La residente manifestó que con el pasar los días bajo las medidas de maniobra, su condición con el servicio ha empeorado drásticamente. “Esto se ha vuelto un caos”, cuestionó.
Un servicio para todos los días
En la urbanización Villa Africana, de la parroquia Universidad, las carencias también mantienen a los ciudadanos padeciendo por el servicio de agua. Patricia Rodríguez, residente de esta zona, relató que las maniobras no se cumplen y que inclusive los fines de semana quedan totalmente sin servicio.
“Sin agua es un desastre porque uno tiene que cocinar, que lavar su ropa y nos hemos visto bien apretados, ¿qué exijo? que tengamos agua todos los días, como debe ser y agua potable, no agua de charco”, expresó.
En un principio, la hidrológica indicó que una empresa privada era la que se mantenía reparando el motor dañado del área PT1 ubicado en el Acueducto Puerto Ordaz.
Para ese entonces, argumentó que la hidrológica no tiene los motores de repuesto para que PT1 trabajara efectivamente, lo que mermaba la presión del agua y dificultaba que el servicio pudiese llegar a las comunidades incluso bajo el cronograma de racionamiento.
Aunque la medida lleva un mes generando inconvenientes en los ciudadanos, Hidrobolívar solo ha informado a través de redes sociales que el racionamiento se debe a retrasos en los talleres -externos a la hidrológica- que reparan los daños de los motores y se ven además limitados por los horarios de cuarentena aplicados por el Ejecutivo nacional.
Con información de Correo del Caroní