Una traba más. La industria nacional ya está acostumbrada a trabajar bajo la presión de la crisis económica. Pero es cada vez mayor que la asfixia parece estar cerca. El flujo de caja para gastos operativos esenciales como el pago de nómina se está agotando, y el reciente aumento salarial compromete aún más la situación del sector privado.

A menos de 30% de su capacidad trabaja la zona industrial de Carabobo. Con líneas apagadas por falta de materia prima nacional e importada, cortes eléctricos que hacen perder 20 horas semanales de manufactura y con este nuevo ajuste en el sueldo mínimo, todo indica que los números serán nada vez más negativos.

Damiano Del Vescovo, presidente de Fedecámaras en la región, alertó que solo en 2015 cerraron cinco mil 700 empresas y que el panorama actual indica que este año será peor.

«El Gobierno actúa como si el sector privado fuera su enemigo y no es así», y lo peor es que no beneficia a los trabajadores con esas medidas porque «ese aumento se les convertirá como siempre en sal y agua».

El representante gremial explicó que en medio de una espiral inflacionaria los sueldos no podrán alcanzar los precios. Mientras no se incentive la producción y se tomen medidas macroeconómicas la situación no mejorará.

Medida inconsulta

Hace 17 años todo cambió. No solo el Gobierno y sus políticas implementadas también se modificó la manera de negociar. Venezuela tiene acuerdos suscritos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que establecen que los incrementos salariales deben ser discutidos de forma tripartita con las nóminas de las empresas, sus gerentes y el Ejecutivo.

Eso fue así hasta la llegada de Hugo Chávez a la presidencia. Del Vescovo insistió en la implementación de medidas que den un viraje a lo establecido actualmente en materia económica y cambiaria, «es la única manera de salir de esta crisis».

Fuente: EL CARABOBEÑO
Fecha: 03/05/16
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