El almacenamiento de agua para varios días es la práctica más recurrente de los ciudadanos en el estado Bolívar, donde el servicio apenas funciona una o dos horas diarias. En algunos sectores se abastecen con tomas improvisadas en las calles.
Ciudad Guayana. “Ya se me ha olvidado lo que es bañarse con agua directamente de la regadera”, aseguró Jacinto López, habitante del sector Vista al Sol, en Ciudad Guayana, una de las zonas de Bolívar que lleva más de 10 años de ausencia del servicio de agua potable.
En ese sector pasan hasta cuatro días seguidos sin una sola gota de agua. Esto implica el pago a camiones cisternas o la compra de botellones de agua. La gente llena grandes tobos que dejan almacenados en los baños o patios de las casas para su uso por varios días. De acuerdo con el Observatorio de Servicios Públicos, más de 55 % de la población de Ciudad Bolívar almacena el agua para entre uno y tres días.
En el sector Campo B de Ferrominera también llevan 10 años de precario servicio de agua. Fue paulatino. Inicialmente quedaban sin suministro solo en horas de la noche, pero actualmente les llega en las mañanas por un máximo de una o dos horas.
“Casi nunca tenemos agua, llega una o dos horas al día, y no da a tiempo de nada, ni siquiera a que se llenen los tanques de agua. No da tiempo porque tienes que lavar, bañarte, lavar los platos, todo en una o dos horas. Los vecinos han ido a Hidrobolívar y aparentemente es un problema con una válvula en Golfo 7”, comentó Karla Ávila, habitante de este sector.
En el Eje Unare, parroquia Unare del municipio Caroní, el agua está disponible entre las 7:00 a. m. y las 12:00 del mediodía. Retorna entre las 6:00 p. m. y las 7:00 p. m., hasta las 11:00 p. m.
El más reciente estudio del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos reporta que Bolívar es uno de los 10 estados del país en el que la gente hace peor valoración de la prestación del servicio de agua.
En esta entidad solo 23,8 % de la población valora positivamente el servicio, mientras se posicionó como el estado en que menor cantidad de personas reciben agua por tubería, con 86,5 %.
Sin calidad
“La calidad del agua es horrible. Vivimos en un edificio donde se llena un tanque, y cada 20 o 25 días hay que hacerle mantenimiento al tanque porque el agua acumulada crea sedimentos, y eso es mucho barro. Hay muchos apartamentos afectados porque se tapan las tuberías. Es un agua que no es apta para el consumo humano, creo que ni hirviéndola. Toda el agua uno la compra potabilizada, y un botellón ya vale entre 30.000 y 50.000 bolívares”, detalló Hugo Rodríguez.
Casi todos los edificios del sector Unare deben usar bombas de agua para medio contar con el servicio. Sin embargo, las fallas eléctricas en la subestación también ha ocasionado daños.
“A veces se va el agua fuera de horario por problemas con la subestación en Golfo 7, y quedan las bombas encendidas, y eso lleva a un sobrecalentamiento. Hace un mes se nos quemó una bomba, y una repotenciada de un caballo de fuerza la venden entre 80 y 100 dólares; una bomba nueva oscila entre 160 y 220 dólares”, agregó.
La mala calidad del agua también es un problema en pueblo Guri y su campamento. Yamileth Barreto salió antes de la pandemia del país, pero recuerda que mantenía permanentemente dos y tres tobos de diferentes tamaños llenos de agua.
“Cuando llegaba el agua, eso era barro. Yo la hervía tres y hasta cuatro veces cuando no podía comprar de botellón, porque me dijeron que ese sedimento que quedaba asentado venía siendo excremento de murciélago”, contó Barreto.
De hecho, 44,6 % de los encuestados por el OVSP en 10 ciudades del país dijeron que tienen que hervir el agua, mientras que 22,9 % compra agua en botellones o filtrada.
Otras opciones
En el sector Castillito, en Ciudad Guayana, los habitantes de zonas como Los Monos y Puerto Libre dependen de una lavandería. Su dueño dejó una toma disponible fuera de su negocio para que los vecinos pudieran abastecerse de agua. Diariamente se hacen colas para llenar hasta dos y tres botellones.
Lo mismo pasa con vecinos de casas aledañas a la hostería Waipa, en Unare, cuyo propietario en ocasiones ha permitido que se abastezcan con agua de su tanque. La otra opción es llenar botellones en una toma cercana a la zona.
En la calle Barrancas de la urbanización Orinoco, los vecinos le tienen más fe a la calidad del agua de una toma improvisada que a la que llega a las casas. Incluso, de otros sectores se trasladan a tomar agua en lo que ellos llaman “la fuente”, y hasta afirman que es de manantial.
Andrés Bonilla, uno de los habitantes de la urbanización Orinoco, afirmó que hace cuatro años se hicieron estudios de laboratorio y se confirmó la pureza de esa agua.
De acuerdo con el Observatorio de Servicios Públicos, en Caroní el desabastecimiento de agua es la principal afectación que tienen los ciudadanos, al menos en 20,94 %.
Hace dos años, Hidrobolívar prometió un rediseño en la distribución de los acueductos en los sectores de Ciudad Guayana para mejorar el servicio. Esto implicaba sacar unas zonas del Acueducto Puerto Ordaz y conectarlas con el Acueducto Industrial, con más capacidad para la demanda que tiene actualmente. Sin embargo, esto no se ha hecho a la fecha.
En 2018, trabajadores de Hidrobolívar advirtieron sobre el incumplimiento de normas sanitarias para la potabilización del agua. Esto debido a que de tres módulos con los que cuenta el acueducto Macagua, dos tenían más de dos años fuera de servicio. La institución desmintió la denuncia y aseveró que se cumplía con la dosificación de los químicos.
Con información de Crónica Uno