Pedro Castillo perdió la cuenta de la cantidad de calzados que ha desechado, debido al desgaste que sufren con las constantes caminatas que hace a diario para conseguir agua potable para su hogar. Camina cuatro kilómetros cada día en la búsqueda del líquido.

Los habitantes del sector Santa Teresa de Bruzual, ubicado en la población de Clarines, al oeste del estado Anzoátegui, se han acostumbrado a ver caminar al carpintero de 43 años de edad dos veces al día, por la calle principal, y el día que no lo hace se extrañan.

“Tengo 11 años viviendo en el sector y en ese tiempo solo hemos tenido agua por tubería durante dos meses, y fue hace tres años cuando instalaron un sistema de bombeo, pero los delincuentes se llevaron el dínamo y más nunca vimos salir el líquido por las tuberías”, recordó Pedro.

Castillo camina 15 cuadras a diario para llegar hasta la casa del señor Gustavo, quien vive en la comunidad Los Cerezos, ubicada en la misma jurisdicción, donde sí cuentan con el suministro de agua con regularidad.

“Cada vez que llego a la casa de Gustavo, él me abre la puerta y yo entro a llenar las pimpinas de agua. Ya me tiene confianza y me ha prestado toda su colaboración durante años para garantizar el líquido a mi familia”, comentó el carpintero.

Pedro asegura que al sector Santa Teresa llegan camiones cisternas cada dos meses y la última vez cobraron 500.000 bolívares en efectivo por 2.000 litros de agua, lo que garantiza 100 litros para cada casa y unas 30 familias quedan a secas por la insuficiencia en la distribución.

“Tengo que alternar la carpintería con la búsqueda de agua, porque necesito garantizar el líquido en mi casa donde vivo junto a mi esposa y mis hijos de 11, seis y dos años de edad, quienes dependen de mi y no pueden realizar el mismo recorrido para conseguir agua”.

Quienes habitan en el sector Santa Teresa de Bruzual hacen un llamado a las autoridades municipales para que envíen con mayor frecuencia los camiones cisternas y, de esta manera, evitar el gasto que muy pocos disponen, pues según cuenta el carpintero de 43 años de edad, 80 % de quienes residen en el lugar son de escasos recursos.

Con información de El Pitazo

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