La Universidad de los Andes (ULA), con 233 años de historia, “ha visto pasar una guerra civil, una guerra de independencia, desastres naturales y sigue en pie”. Eso, suele recordar el rector Mario Bonucci en los actos de grado. Hoy, la institución centenaria lucha para superar la falta de recursos, la deserción estudiantil y la pérdida de su recurso humano.
El 99,6% de su presupuesto se destina a cancelar el salario de sus trabajadores. Para mantener el comedor, transporte y las becas de los alumnos, cuentan con el 0,7% de la partida total. Para gastos de funcionamiento de la universidad solo tienen el 0,16%.
“Es fundamental alertar que esta falta de presupuesto nos está conduciendo en la calidad y a un descenso en los rakings nacionales e internacionales”, dijo Bonucci a Efecto Cocuyo.
Deserción estudiantil
El rector consideró que la atención a los estudiantes es un grave problema. Confesó que no pueden suministrar las 2 mil calorías diarias que deberían consumir porque el despacho para el comedor que hace el Gobierno de los alimentos es irregular.
Describió que muchos de los estudiantes deben caminar al campus y perder tiempo valioso porque “el transporte público en Mérida es inexistente” y muchas de las unidades de la ULA, algunas que datan de hace 30 años, no pueden circular porque el mantenimiento es costoso.
Denunció que, además, aunque aportan recursos para la Fundación para el Servicio de Asistencia Médico Hospitalaria para los Estudiantes de Educación Superior (Fames) este no está funcionando.
“Eso hace que se incrementen esos deseos de irse del país sin haberse graduado (…) la diáspora está actualmente en un 40%. Llegamos a tener cerca de 44 mil estudiantes de pregrado y en este momento estamos llegando apenas a los 30 mil, eso en un lapso de dos años”, expresó la máxima autoridad de la ULA.
Añadió que, además, 80% de los asignados por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu) no acuden a inscribirse: “No hay ningún mecanismo de selección sino de agrupación de acuerdo a un estatus socioeconómico y no de la calidad”.
Inversión por la borda
Respecto a las renuncias de profesores, Bonucci indicó que están en alrededor de un 10% y la mayoría son profesionales con estudios de cuarto nivel. “La universidad venezolana ha perdido una inversión incalculable en formación de recurso”.
Contó que actualmente tienen un contingente de docentes jubilados que regresaron a dar clases en Mérida, en Táchira y Trujillo, sin embargo la cifra no es suficiente para poder atender todas las necesidades de la universidad.
Función de la universidad
Bonucci destacó que aunque hay quienes tratan de acabar con las universidades autónomas “en cualquier país usted llora o hace pañuelos, y nosotros estamos vendiendo pañuelos”. Insistió en que, desde la ULA, siguen trabajando en beneficio del país a través de la prestación de programas de formación y la prestación de servicios.
Agregó que “la universidad fue, es y seguirá siendo la conciencia crítica de este país. Es el espacio donde usted puede opinar libremente sin temor a ser castigado” y eso ha incomodado a los todos los gobiernos que ha conocido, pero en especial al actual.
“Le molesta lo que pueda opinar la universidad venezolana, en especial la ULA porque es una entidad que produce comida, vegetales, que le aporte el 17% del agua al país”.
Su mensaje a los ciudadanos es a entender que la academia genera profesionales de calidad y contribuye a la solución problemas nacionales: “todos debemos cerrar filas en defensa de la universidad autónoma, plural, democrática y popular“.
Con información de Efecto Cocuyo