El tapabocas, usado de forma errada, es la única medida preventiva tomada en el centro de San Félix, tanto vendedores ambulantes como compradores se mantienen trabajando en condiciones que solo aumentan sus probabilidades de contagio.
Un basurero es lo que da la bienvenida en una de las entradas del centro de San Félix, mientras una señora y un perro hurgan entre los desperdicios. A pocos metros alrededor de ocho personas hacen cola para comprar alimentos desde uno de los comercios más alejados a la aglomeración de ciudadanos.
Vendedores no dan buen uso de la mascarilla, algunos ni la poseen. Varios, al ver a funcionarios de Guardia Nacional, es que se disponen a acomodarse el tapabocas o hacer uso del mismo para no ser detenidos. A pesar del patrullaje de funcionarios de seguridad y del cierre de algunos comercios en días anteriores, algunas ferreterías y venta de repuestos mantienen abiertas sus puertas pese a no estar incluidos en la priorización dictada por autoridades estatales.
En la calle se ven personas de todas las edades. Desde niños vendiendo hortalizas en carretillas de madera hasta ancianos buscando comprar comida que sin tener otra opción se vieron obligados a romper la cuarentena. “No tengo casi nada en la casa de comida”, comentó Ramona Márquez, persona de la tercera edad.
Buhoneros, tanto de ropa como calzado, siguen vendiendo sin ningún impedimento en plena calle. La frase: “Si no nos mata el coronavirus, nos mata el hambre” se ha vuelto las más mencionada por los vendedores informales, quienes incluso se han rebuscando ante las nuevas necesidades de las personas.
“Todos los días tengo que salir a la calle a buscarle la comida a mis hijos, es tremendo”, manifestó Lenin Fernández mientras vende mascarillas caseras exhibidas en un gancho de ropa. La alimentación de su esposa y de sus cinco hijos actualmente recaen sobre él y lo que consigue es vendiendo en el día.
Al comienzo de la pandemia la demanda por mascarillas era alta. Ahora puede vender entre 10 y 15 tapabocas diarios, sobre todo cuando pasan funcionarios exigiéndoles a los demás vendedores su uso. La venta de estos le puede generar entre 20 y 10 mil bolívares de ganancia en cada uno, lo que lo ayuda en la compra de alimentos.
Personas comen en los puestos de comida rápida con la mascarilla en el cuello. Otros se la quitan para poder fumar tranquilos. Algunos en el saludo se dan la mano y se besan, otros se sientan en las aceras transitadas sin importar las condiciones de salubridad a las que se exponen. “¿Cómo quieren que la gente se quede su casa?”, dijo uno de los vendedores informales mientras con su mano hacía referencia a que es la única forma que tienen para comer.
Crisis de gasolina
Aparte de los médicos y productores agropecuarios afectados por las fallas en el suministro de la gasolina también los mototaxistas de las líneas ubicadas en la Plaza Bolívar de San Félix son los otros perjudicados. Muchos han tenido que reducir el gasto que le dan a sus motos para dedicarlo a algo que en verdad le genere ingresos.
Inflación de 145% registrada por la AN ha llevado al aumento de los alimentos en tres semanas de cuarentena, sin embargo, sigue siendo la búsqueda prioritaria en el centro de San Félix
“Desde que entramos en la cuarentena no nos han querido surtir más de gasolina”, denuncia Yuber Flores, coordinador de la línea Puente Express, mientras señala una pimpina con un litro de gasolina que sostiene uno de sus compañeros. Por la escasez de combustible tanto él como los demás trabajadores han tenido que pagar hasta 150 mil bolívares por cada litro. Esta cantidad les alcanza para tres carreritas cortas que pueden costar alrededor de unos 70 mil bolívares dependiendo de la distancia.
“Cada día va más cara”, comentó uno de los miembros de la línea haciendo referencia del aumento de la gasolina. Temen que al extenderse la cuarentena se agrave el problema de combustible y no puedan percibir ingresos ante los constantes aumentos. Solicitan que sean abastecidos para poder laboral y así poder comprar alimentos para sus hogares.
Con información de Correo del Orinoco