No solo es la falta de insumos lo que preocupa a los trabajadores del Hospital Central: los bajos salarios, las amenazas en caso de que quieran renunciar, los malos tratos y el riesgo latente de contagiarse con COVID-19 los afecta a todos. Médicos, enfermeras, camilleros y camareras padecen casi por igual la situación.

Los trabajadores de la salud del Táchira, específicamente los del Hospital Central de San Cristóbal (HCSC) no la tienen fácil. La falta de insumos de protección y bioseguridad hacen que la posibilidad de contagios por COVID-19 sea un riesgo latente.

Orfelia Varela, enfermera del principal centro asistencial, denunció la falta de insumos para la atención de pacientes en todas las áreas.

Nosotros como trabajadores de la salud no nos podemos negar a atender a los pacientes. Para nadie es un secreto que este es un centro piloto”.

Valera indicó que no hay medidas de bioseguridad para atender a los pacientes con COVID-19. Señaló que las autoridades regionales no están tomando las medidas que corresponden para garantizar la salud de quienes cuidan a los pacientes.

Aseguró, a su vez, que el trabajo que se hace en ese centro de salud es con las uñas, pues no cuentan con los insumos. “Nos dan un solo tapabocas que nos puede durar una semana y nuestro sueldo no nos alcanza para comprar un tapabocas y un par de guantes todos los días. Nos niegan las medidas de bioseguridad en este hospital”, añadió.

Indicó que quienes están en el área de ventilación mecánica de pacientes con COVID-19 en el HCSC no tienen cómo cumplir las medidas de protección que eviten contagios. Incluso hay una trabajadora del área de farmacia del centro que dio positivo en el virus y hay otros casos sospechosos a la espera de los resultados de las PCR.

Detalló que pasan por la vergüenza de pedirles guantes y tapabocas a los familiares de los pacientes, quienes tampoco tienen recursos para adquirir este tipo de insumos.

El médico Leonardo Contreras, director del Hospital Central de San Cristóbal, indicó que han llegado insumos a la institución, mas no son suficientes para cubrir a todo el personal.

Esta situación ha generado mucho temor entre quienes laboran allí. No quieren que se repita el caso del estado Zulia, donde ya más de una decena de trabajadores de la salud han muerto a causa del virus.

La gobernadora del estado Táchira, Laidy Gómez, ha denunciado en reiteradas oportunidades que no llega el material suficiente al HCSC y ha exhortado al Ministerio de Salud a que dote a quienes prestan atención a los pacientes positivos a la COVID-19.

La mandataria regional explicó que de los 15.000 pares de guantes que se deben usar al mes, apenas llegaron 5200. “Yo pido para garantizar la salud de los médicos, enfermeros, camilleros, choferes de las ambulancias… 5200 guantes no alcanzan para una semana de asistencia en los servicios”, dijo.

Tras una reunión entre el personal asistencial, Gómez pudo escuchar de boca de los mismos trabajadores los planteamientos y preocupaciones dado el aumento de los casos en la entidad.

En vista de la situación, la Cruz Roja entregó un donativo de 15.000 tapabocas al HCSC, el cual estará destinado a todo el personal que cumple funciones en el hospital centinela del estado Táchira.

Amenazas

Pero las cosas no terminan allí. Karina Suárez, médico del área de aislamiento y directora de Médicos Unidos de Venezuela, indicó que los trabajadores de la salud que quieran renunciar bien sea por los bajos salarios o por miedo a contagios por COVID-19 no pueden hacerlo, pues son amedrentados. Las amenazas incluyen pasarlos al Ministerio Público e incluso que las FAES los lleven de vuelta a sus labores.

Suárez dijo además que, si bien tienen un compromiso con la población, prevalece el derecho a la salud y a la vida como trabajadores asistenciales. “Podemos convertirnos en un foco de infección”, sostuvo la médico.

En números

Mensualmente, en el Hospital Central de San Cristóbal se necesitan 248.000 tapabocas, 136.000 cubrebotas, 235.000 gorros; 44.000 batas para cirujanos, 170.000 pares de guantes, 449 bragas de protección y 1169 mascarillas N95, así como mascarillas acrílicas para los 1764 trabajadores que quedan en el centro asistencial de los más de 4000 que había antes del inicio de la migración venezolana.

Con información de Crónica Uno

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