Terapia intensiva, ese pudiera ser el estado de los hospitales de Caracas si el Gobierno estuviera colocando, aunque sea, pañitos de agua tibia. Pero no. El diagnóstico ya no es de pronóstico reservado: los centros están desahuciados al no tener medicamentos, ni insumos.
El oncológico Luis Razetti, es la clara radiografía de esta situación. En estos momentos no hay morfina para atenuar el dolor de pacientes con cáncer. Se requiere un analgésico multimodal balanceado y no lo hay. Un enfermo puede requerir tres o cuatro ampollas al día y debe buscarlas en el mercado negro a precios elevados.
Los enfermos, en vez de avanzar luego de la operación, están retrocediendo y empeorando con los tumores y con los dolores que son insoportables. “Un paciente oncológico que no recibe tratamiento, se atrasa dos años, empeora su expectativa de vida».
Actualmente, en este centro los servicios no funcionan al 100 % debido a la falta de insumos. En el Laboratorio solo se hacen las pruebas normales y de 13 bioanalistas solo quedan 5; si se hacen las biopsias, las mandan a estudiar en otros institutos. Tardan en llegar tres o cuatro meses, cuando es una cuestión de un par de días. En ese tiempo el cáncer avanza.
Los robos también afectan la funcionalidad del hospital. Recientemente, se robaron el cableado de la unidad de los aires acondicionados, lo que afectó el servicio de laboratorio y quirófano.
Con información de Crónica Uno