La escasez de insumos, el déficit de personal médico y de enfermería; la falta de transporte y el suministro irregular de agua en las siete unidades de diálisis ponen en riesgo la vida de 1.283 pacientes de Barquisimeto y los municipios foráneos.

La Red de Derechos Humanos del estado Lara, que agrupa más de 20 organizaciones no gubernamentales, denunció que, extraoficialmente, en enero de 2019 murieron cuatro pacientes renales en la entidad.

La internista Luzmila Leal, representante de la ONG Médicos Unidos de Venezuela capítulo Lara, declaró que es alarmante la situación.

“No están recibiendo la diálisis porque no tienen el kit para que las máquinas puedan funcionar. El kit debe ser enviado por el Instituto Venezolano de Seguros Sociales cada dos días”, destacó.

Juan Carlos Vicheria contó que tiene cuatro días sin eliminar las toxinas de su cuerpo y ya comenzó a tener fatiga y debilidad. “Me estoy muriendo, tengo cinco años esperando un trasplante de riñón”, lamentó.

En Venezuela hay una Ley de Trasplantes equiparable a la de España, pero las intervenciones se redujeron por el cierre de las unidades en el país.

“La mejor respuesta, definitivamente, es el equipamiento de todas las unidades de diálisis que existen en Barquisimeto porque los foráneos vienen hasta aquí. Las unidades de diálisis están en caos total porque no tienen personal, los médicos han migrado, las enfermeras han renunciado y los profesionales que están no tienen la capacitación para atender a los pacientes”, agregó Leal.

Señaló que el Ivss suspendió la dotación de ácido fólico, hierro inyectable, eritropoyetina, suplementos vitamínicos, y esta semana se agotaron las unidades de concentrado globular indispensables para trasfundir. La internista advirtió que ante el déficit de insumos utilizan los kits de diálisis individuales para dos pacientes.

“En la insuficiencia renal crónica, este equipo funciona como un riñón y los pacientes necesitan cuatro horas de diálisis efectiva, muchas veces esto no se cumple”, reiteró.

Piden los insumos

La paciente renal Susana Mújica informó que en los centros de nefrología del hospital central de Barquisimeto y la clínica El Ángel se agotaron las soluciones fisiológicas y otros insumos de distribución obligatoria del Ivss.

“Hoy, primero de febrero, ya corre por cuenta del paciente comprar las ampollas de hierro. Cada una cuesta 64.000 bolívares y necesitamos 10 mensuales. Aparte de eso, tenemos que realizarnos los exámenes de sangre en laboratorios privados porque los públicos no funcionan. O comemos o compramos las medicinas”, reclamó.

Aseguró que persisten los problemas con el suministro de agua y la falta de implementos de limpieza. “Las unidades de diálisis están en un estado precario, insalubre. Como ocurre en los centros hospitalarios, aquí no se ve que limpien con cloro, las papeleras están llenas de sangre y moscas”, sostuvo.

A las deficiencias en la aplicación del tratamiento, se suma el hecho de en algunos centros el personal llega con retraso o no acude porque no cuenta con servicio de transporte.

“En algunos casos hemos optado por recoger un kilo de comida por grupos y otras ayudas para el personal que nos atiende”, relató Padilla.

Lucha por la vida

El sociólogo Nelson Fréitez, coordinador de la cátedra de Derechos Humanos de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Ucla), recordó que en el estudio “Emergencia humanitaria compleja: derecho a la salud en el estado Lara (2018)” documentaron la disminución y el cierre de los programas de atención para pacientes crónicos.

En el caso de las unidades de diálisis indicaron que hay apenas una enfermera por cada 8 o 16 pacientes.

“En el año 2018, realizamos 25 acciones de calle en la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público, hospitales y unidades de diálisis. No hay persona en Venezuela que haya luchado tanto por la vida como los pacientes crónicos”, reiteró.

El sacerdote Alfonso Maldonado, vicario de DDHH de la Arquidiócesis de Barquisimeto, lamentó que las autoridades gubernamentales les den la espalda a los ciudadanos porque se niegan a recibir la ayuda humanitaria.

“Impiden que nos envíen la ayuda humanitaria porque dicen que es una invasión. Lo que queremos es evitar una invasión de enfermedades, de infecciones y de bacterias. Lo que no podemos permitir es la invasión de las ideologías”, manifestó.

Más pacientes afectados

Fréitez subrayó que las personas con VIH y Parkinson en la entidad también lidian con la escasez de medicamentos y de especialistas.

“Todas estas situaciones las hemos reflejado en distintos informes enviados a organismos internacionales porque no dejamos de alzar nuestra voz en solidaridad con los más necesitados”, sostuvo.

De 6.500 pacientes registrados en el Programa Nacional de Sida (Pronasida), 1.200 no tienen acceso a los antirretrovirales. Lo mismo sucede con los pacientes con Parkinson cuyos medicamentos de alto costo están ausentes en las farmacias del Seguro Social y adquirirlos por cuenta propia resulta inalcanzable.

Con información de El Pitazo.

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