Familiares de pacientes y personal de salud aseguran que la red hospitalaria del Zulia colapsó ante la segunda ola de COVID-19. Afirman que tienen que comprar hasta el agua que los médicos usan para su aseo. Especialistas alertaron sobre médicos que atienden enfermos a domicilio sin los cuidados necesarios.

La red hospitalaria pública en el estado Zulia no tiene capacidad de respuesta para enfrentar la segunda ola de COVID-19 que afronta el país. La odisea de quienes se contagian con el virus comienza ante el traslado a un centro asistencial, por falta de gasolina, hasta conseguir un cupo en alguna Unidad de Cuidados Intensivos o una cama de hospitalización.

María, como pidió llamarse por miedo a represalias, es familiar de un paciente recluido en el Hospital Universitario. Está contagiado con el virus desde hace 15 días y hasta la fecha ella ha gastado casi 1300 dólares en tratamiento e insumos.

«Cuando llegamos con mi familiar ya se estaba ahogando, le pusieron oxígeno en Emergencia y lo subieron a piso porque no hay cupo en la UCI. De una vez me dieron una lista de medicinas y de otras cosas requeridas como: agua, guantes, inyectadoras, de todo, porque aquí no hay nada. Yo lo atiendo y debo ir y venir a la casa por la comida, sábanas y bolsas para que haga sus necesidades porque ni los baños sirven”, relató María.

“Esto es grave, aquí la gente tiene que comprar hasta el agua para que los médicos se laven, y lo peor es que mientras en el resto del mundo el paciente es aislado, aquí te obligan a tener un familiar cerca porque es la única manera de comer dentro del hospital, de cambiar las sábanas, y de conseguir las medicinas. Una persona que entra y sale constantemente puede llevar el virus a otra parte”, dijo un residente de Medicina que prefirió el anonimato.

Durante una intervención este lunes 26 de abril, en su acostumbrado programa de televisión, el gobernador Omar Prieto instó a los zulianos a incrementar las medidas de bioseguridad.

“Pido a todos el uso de tapabocas, si son dos, mucho mejor, eviten las reuniones y concentraciones. Hay que seguir atentos”, dijo. En su reporte de este 26 de abril, la entidad registra 495 casos activos de COVID-19, de los cuales 120 asintomáticos y 375 son sintomáticos; de estos, 310 son leves, 43 son moderados y 22 son graves.

El Hospital Universitario de Maracaibo tiene capacidad para 10 pacientes covid en la UCI, de ese total, solo seis camas tienen respirador artificial. Según una fuente interna del recinto, que prefirió el anonimato, hasta la semana anterior, había un poco más de 150 pacientes sospechosos de COVID-19 recluidos.

“Son sospechosos porque no hay pruebas de despistaje. Las que se hacen son muy pocas, los resultados tardan un mes en llegar o se pierden camino a Caracas, como ya ha pasado un par de veces. 90 % de las pruebas en la entidad se hacen bajo cuerda en laboratorios privados, tampoco podemos decir qué clase de virus es o si es una cepa nueva. La media de ingresos diarios es de 20 pacientes”, dijo la fuente.

En los laboratorios privados de la ciudad una prueba de COVID-19 cuesta entre 40 y 80 dólares dependiendo la rapidez del resultado y el lugar. Igual pasa con el oxígeno, una recarga de bombona se cotiza entre 35 y 40 dólares, mientras que el alquiler requiere un depósito de 150 dólares.

En el caso del tratamiento con Remdesivir, cada ampolla cuesta 200 dólares y hay dos esquemas de tratamiento, de 6 ampollas y 11 ampollas.

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Con información de Crónica Uno

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