Aproximadamente 1 millón 750 mil litros de leche se pierden cada semana de cuarentena al sur de Portuguesa. La escasez de combustible le impide a los productores distribuirla en todo el país.

Cada uno de los 350 productores de leche de Guanare extrae de 800 a mil litros diarios que deberían venderse  ese mismo día.

En tres semanas que han transcurrido desde que empezó la cuarentena nacional, los lecheros del sur de Portuguesa han producido aproximadamente 5 millones 250 mil litros de leche, lo suficiente como para llenar tres piscinas olímpicas.

Hasta la fecha solo han podido distribuir un porcentaje pequeño del producto en los caseríos vecinos, pero de acuerdo con el ingeniero agrónomo Carlos Terán, la “gran mayoría” se pierde.

“Los productores han tenido que botar la leche en sus propias fincas porque no se puede almacenar porque en una finca para estos lados se va la luz dos o tres días seguidos y se nos daña el producto”, explicó.

Terán, que es productor de cereales en la zona, dijo que en Portuguesa no hay gasolina para surtir a los productores agrícolas y que, en el mercado negro del estado, una pimpina de 20 litros de gasolina cuesta 20 dólares o 2 millones 020 mil bolívares (a la tasa del BCV del 9 de abril). Los productores necesitarían comprar dos de estas diariamente para trasladar su mercancía.

han reducido su actividad económica a partir de la cuarentena.

Sin maíz: arepa en emergencia

Además de denunciar la leche perdida, la preocupación más grande de los productores es no poder cultivar maíz en el período de lluvia venidero, la cual califica como la producción más importante del país.

Guanare cuenta con 230 mil hectáreas para la siembra de este producto. En cada hectárea se cultiva cinco toneladas del alimento. Sin embargo, “a raíz de los problemas económicos y políticos del estado estamos en riesgo de perder la producción más importante del año”, advirtió Terán.

Lo primero que necesitan los productores del “estado granero” para empezar el cultivo, es poder limpiar las hectáreas que, para esta época del año han usado para la siembra de frijoles. Para ello y para el regado se necesita dotar de combustible gasoil las maquinarias.

Ocho días antes de sembrar, también necesitan esparcir fertilizante en todo el terreno, pero “no hay fertilizantes en Venezuela”. Este producto se importa de países como China y llega a través de la empresa socialista Agropatria, que cuenta con el monopolio del Estado.

Desde hace dos años, los agricultores en todas las regiones del país han reclamado que cada vez los fertilizantes llegan con menor frecuencia, lo cual limita la siembra a la mitad de su capacidad. Ahora con las medidas sanitarias que se han tomado en todo el mundo a raíz de la pandemia, no tienen certeza de si el gobierno pondrá prioridad a la importación del producto.

Por otro lado, también por el desabastecimiento de gasolina, los productores no han logrado comprar todas las semillas necesarias para la gran producción.

“Estamos hablando de 1 mil 150 millones de kilos de harina de maíz que se perderían este año de la producción de Portuguesa para el país”, detalló. Mientras que no están exentos del mismo problema los otros estados productores: Guárico, Yaracuy, Cojedes, Barinas y Aragua.

Solo los productores del estado podrían contar con los recursos necesarios para la producción. Apenas tienen 30 mil hectáreas para sembrar maíz en todo el país.

Yuca: refugiándose en la sequía

Con el período de lluvia que empieza al final del mes de abril, los productores de San Gerardo de Guanare temen también perder su cultivo de yuca amarga, otro producto indispensable en la mesa de los venezolanos.

Los agricultores no han extraído el tubérculo porque acortarían su duración sin saber cuándo lo podrán trasladar a vender a la región central del país. Si lo vendieran en el mismo estado Portuguesa, ganarían 300 mil bolívares por saco, que “no es nada”, según el productor.

En cambio, en Caracas pueden venderlo por casi el doble, pero tendrían que vender cinco sacos solo para pagar la pimpina de gasolina que los traslade a la capital.

Sin embargo, la yuca no estará protegida bajo tierra durante “el invierno”. Con el período de lluvia que esperan al final de mes, “si cae mucha agua, se daña la yuca”, explicó.

Otro producto del que no se han podido deshacer es el frijol chino. Los productores de Guanare habían sembrado una centella para los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap). El estado, había negociado que compraría el grano a 0,49 dólares (49 mil 500 bolívares) por cada kilo, y además proveería los fertilizantes. Tres meses después, cuando la cosecha había dado fruto, ofrecieron 0,35 dólares por kilo (35 mil 350 bolívares).

Los agricultores optaron por guardar su producto en sacos, esperando a un mejor comprador. Mientras tanto, la vía de sus ingresos está bloqueada, como la movilización interna.

Con información de Efecto Cocuyo

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