El abastecimiento de combustible para cualquier automotor en la capital tachirense, se ha convertido en una tarea agobiante y casi que de infarto para los ciudadanos de a “pie”.
No se trata solo de las horas que se invierten en una cola para intentar de echar gasolina al vehículo, sino de los aberrantes casos de corrupción que ocurren en casi todos las estaciones de servicio.
Para nadie es un secreto, sino más bien es el comentario en todas las colas, que se ha “institucionalizado” el cobro de vacunas para los “coleados”, pagos que cancelan este tipo de personas y que van desde los 40 mil pesos, en el caso de camiones y unos 15 mil pesos de la moneda neogranadina en el caso de carros pequeños.
El cobro de las coimas, no es sólo en moneda colombiana, ya que no se aceptan bolívares, sino también en productos de la Cesta Básica, tales como harina, caraotas u azúcar, artículos que en la mayoría de los casos oscilan entre los dos y tres kilos para cada llenada de un tanque de un auto pequeño, según se dice por parte de quienes lo ven o han pagado así.
Casi sin excepción, en todas las bombas de servicio, estas se mantienen custodiadas por uniformados de la Guardia Nacional Bolivariana y Ejército, así como de organismos policiales, no obstante, en ellas, impera el caos y los cobros en pesos para quienes desean evitar pasar entre 8 y diez horas para lograr llenar el tanque del carro.
Algunos custodios del orden en las estaciones, es decir, los uniformados han institucionalizado el cobro de “vacunas” para el abastecimiento no sólo de gasolina, sino también de gasoil, actividad en la que se involucran civiles, o mejor conocidos como “moscos”.
Las denuncias sobre los cobros ilícitos fluyen a borbotones en las estaciones de servicio, en donde se aprecia como presuntamente los uniformados utilizan a personas de su entera confianza para el cobro de las vacunas, así como de la coordinación de los civiles de captar a los “coleados”, lo que ocasiona que muchos de los puntos de expendio, se generen discusiones y tropelías, las cuales de inmediato suelen ser sofocadas por los uniformados, que amenazan con cárcel a quienes deciden protestar y enfrentarlos por los desmanes que cometen.
Durante el día viernes, se pudo constatar “in situ”, que, en la estación de servicio del Cementerio Municipal, en calle 16 de Puente Real, los “coleados” pagaban de manera descarada para evitar la cola, situación que propició airados reclamos de quienes se vieron obligados a permanecer entre cinco y hasta 8 horas en cola para llenar los tanques de los automotores.
Tritones, camionetas de alta gama, motocicletas, todos ellos apostados en los alrededores de la estación de servicio eran los “clientes” de este jugoso negocio. Este expendio está a cargo de manera exclusiva de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, que a decir de muchos “no cumplen con el deber de custodiar o salvaguardar que no se cometan ilícitos en ella”, dicen muchos de los que observan el espectáculo-
“Abastecimiento de gasoil: otro negocio jugoso”
La venta de gasoil, mayormente usada por el transporte público y de carga, es sin lugar a dudas el negocio más lucrativo que el abastecimiento de gasolina, pues en las estaciones de servicio ubicadas en la Marginal del Torbes, así como en predios del Terminal de La Concordia, tanto isleros al igual que militares y policías, cobran igualmente en pesos a los “ coleados” o en su defecto, exigen que cada dueño de volteo, camión o colectivo, les “ donen” 30 litros de gasoil, cantidad que luego, supuestamente, venden entre los 70 a 80 mil pesos a los camioneros y transportistas que mayormente laboran hacia los municipios de frontera.
Como si fuera poco, de acuerdo con denuncias formuladas por conductores y dueños de colectivos, en las estaciones de servicio donde se surte de gasoil, operan en complicidad con isleros, autoridades y camioneros, una mafia de contrabando de este combustible, para lo cual en camiones volteos se llenan pipotes y bidones, ya que se cuentan hasta con diez TAG o chips electrónicos para este tipo de ilícitos.
Con información de La Nación