Para mi venir a rezarle a la Virgen del Valle es llenarme de esperanza y fortaleza para seguir en este camino de construir una Venezuela de paz y progreso. Cuando estaba preso una señora muy querida me llevó una imagen de la Virgen, me acerqué mucho a ella en esos días y salí en libertad exactamente un 6 de septiembre, dos días antes del día en que los venezolanos le rendimos honor. Desde entonces mi fe por ella se ha mantenido intacta y cada vez que pueda vendré a agradecerle su compañía y a pedirle que no le falte también la Fe a nuestro amado pueblo.
Todos saben que soy una persona creyente, por eso, cada vez que iniciamos una nueva cruzada me rindo frente a Dios y la Virgen y les pido fortaleza y sabiduría en cada paso del camino, y es por eso que la semana pasada iniciamos esta nueva cruzada por el futuro de nuestra Venezuela desde La Grita, pidiéndole al Santo Cristo que nos acompañe a los venezolanos en este trayecto.
Pido hoy para que Venezuela tenga un buen gobierno como merece esta Tierra de Gracia, para que los venezolanos seamos escuchados y encontremos solución a los problemas, pido por los que sufren, por los que no tienen alimento alguno, por los enfermos, por los ancianos y por los niños, por los presos por razones políticas, pido porque todos entendamos que el país nos necesita unidos y solo unidos avanzaremos.
Los venezolanos, sobre todo en esas comunidades de la Venezuela profunda, ya tienen clarito que esta crisis no se va a terminar hasta que cambiemos de gobierno, y para que el cambio sea duradero tenemos que tomar el camino de la Constitución, porque si lo hacemos fuera de ella habrá una nueva frustración.
Por eso insistimos en dos vías que podemos activar de forma paralela. Una es la Enmienda que debe discutirla y aprobarla los diputados de la Asamblea Nacional. La otra vía está en nuestras manos, el Revocatorio, es el pueblo el que lo activa y es el pueblo el que decide. El pueblo convoca y el pueblo revoca. El pueblo decide.
Las vías no se excluyen, se complementan, y hacerlas en paralelo nos blinda frente a un gobierno artimañoso. El tiempo constitucional para activarlas llegó. El tiempo para revocar la escasez, la inflación, la violencia, la emergencia eléctrica, la falta de agua, y el colapso del transporte público llegó.
Las condiciones de hoy son peores a las que nos llevaron a la situación de aquel 27 de febrero de 1989 que se conoció como el Caracazo, apropósito de que ayer se cumplieron 27 años de ese triste día. Nadie quiere que ese día se repita, una explosión social no beneficia a nadie, se llevará todo por delante.
Pero tenemos un gobierno que no se levanta en las mañanas a pedirle fortaleza a Dios y la Virgen sino a maquinar a ver con quien se pelean o que excusa inventan para cada problema, porque son incapaces hasta de reconocer sus errores. Mientras tanto son los venezolanos los que más sufren el desinterés del gobierno, especialmente los venezolanos de las comunidades más humildes.
La Canasta Alimentaria Familiar de enero se ubicó en 106.752,72 bolívares, es decir, una familia venezolana necesita 11,1 salarios mínimos para poder adquirirla. El aumento que se observa solo en un mes es de 13.152,72 bolívares, que es más de un salario mínimo. ¿Cómo hace un familia que gana sueldo mínimo para cubrir sus necesidades básicas si solo para comprar sus alimentos necesitan 11 salarios mínimos?
Y es que en un año los precios de los alimentos han aumentando 482% y el poder adquisitivo del venezolano para adquirirlos ha caído 61%. Un trabajador necesita un mínimo de 2.274 bolívares diarios para darle de comer a su familia, pero la jornada diurna y el ticket de alimentación diarios solo suman 547 bolívares, que es solo el 24% de lo mínimo que se necesita para alimentar a una familia.
Pero además una familia no solo requiere alimentación, en el presupuesto familiar deben incluirse los gastos que siempre se requieren para servicios médicos, para la educación de los hijos, para el transporte y para la inversión en el hogar. Si quieren dejemos por fuera el entretenimiento, que es igualmente necesario pero que se hace cada vez más cuesta arriba, pues tan solo para ir al cine se necesitan 3.000 bolívares para pagar las entradas de una familia de cuatro personas; es decir, para ir al cine un día del mes debes gastar el 30% de tu salario mensual.
A esto se le suma la escasez que estamos viviendo, que se estima ronda el 75%, a pesar de que durante la mal llamada revolución Venezuela alcanzó el nivel más alto de importaciones, cerca de 60.000 millones de dólares en un año. Números que contrastan con el hecho de que en 2015 Venezuela tuvo el nivel más bajo de exportaciones no petroleras de nuestra historia, al pasar de 20,17% en 1999 a 3,6%.
Pero mientras los venezolanos sobreviven a esta situación y hacen largas colas de horas para adquirir los productos y alimentos, Venezuela se posiciona como el mayor comprador de armamento en 2015. Este gobierno gastó unos 162 millones de dólares en armas bélicas. El gobierno gastó 133 millones en vehículos armados, 14 millones en artillería, 11 millones en aviones de guerra y 4 millones en barcos. Desde 1999 hasta 2015, este gobierno de corruptos ha gastado 5,6 millardos de dólares en armamentos.
Sin embargo escuchamos de parte del gobierno que las razones de la crisis son que los venezolanos comen mucho y que por eso también van mucho al baño, además no importa si están enfermos porque igual es un abuso en la toma de medicamentos lo que hacen.
El mundo al revés. Este es un gobierno que no representa a los venezolanos, que está completamente desconectado de la realidad que vive nuestro pueblo a diario y que en vez de buscar soluciones utilizan el poder para tener más poder.
Frente a eso, unión. Han sido muchos los tropiezos que hemos dado en esta lucha, pero creo que todos hemos aprendido de ellos y hemos sabido entender que solo juntos podemos avanzar.
Si, hemos sido pacientes, pero muchas veces la paciencia es inteligencia. Recuerden que la paciencia es “la constancia valerosa que se opone al mal, y a pesar de lo que sufra el hombre no se deja dominar por él”. Tengamos siempre en cuenta que solo el que hace el bien sale adelante. Debemos alimentar nuestra Fe cada día. Todos los días cuando se levanten tienen que decir: ¡Yo creo en mi país. Yo creo en Venezuela!.
Y porque Yo creo en Venezuela seguiré recorriendo el país, en esta ruta para que se escuche la voz de nuestro amado pueblo que clama por un cambio. ¡Vamos Venezuela, en nuestras manos tenemos la llave del cambio! ¡Dios los bendiga siempre!