En Venezuela sale más barato importar que fabricar, y eso se refleja en los anaqueles de los comercios que a lo largo de 2019 se han llenado cada vez más de productos importados, que son vendidos a precios mucho menor a los nacionales por no pagar aranceles.
Esto ha sido un grave problema para los empresarios. Por primera vez en los últimos años la competencia de productos traídos del exterior se encuentra entre los primeros cinco problemas que más agobian al sector industrial, que hoy opera a solo 20,6% de su capacidad instalada. De acuerdo con la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), producir un bien en el país cuesta tres veces más que importarlo.
Los resultados de la Encuesta de Coyuntura realizada por el gremio, correspondiente al tercer trimestre de 2019, muestran que la competencia “desleal” de productos importados fue el quinto factor que más afectó la producción de bienes entre julio y agosto de este año.
Los economistas sostienen que una de las razones que explican las masivas importaciones es el precio “barato” del dólar, que hace más rentable importar productos que comprar los fabricados en Venezuela. El rezago del tipo de cambio en comparación con el aumento de los precios es generado por la política de contracción del crédito que aplica el BCV a través del encaje bancario marginal.
El economista Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica, sostiene que tanto el rezago cambiario –que la inflación en bolívares vaya mucho más rápida que la devaluación del tipo de cambio– como la exoneración del pago de impuestos a varios productos importados son dos factores que explican el fenómeno.
La oferta de productos fabricados en el exterior es cada vez mayor desde que en 2018 el gobierno de Nicolás Maduro exoneró el pago de impuestos a varios productos importados. En un principio la medida tenía vigencia hasta el 31 de diciembre de 2018, pero luego fue prorrogada hasta finales de este año, según decreto publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria 6.423.
Los resultados de la encuesta revelan que 44% de los empresarios considera que las retenciones semanales del IVA impactan de forma considerable en su producción, 24% indicó que el impuesto a las Grandes Transacciones también le afecta y 12% sostuvo que la nueva Ley de Impuesto a los Grandes Patrimonios tiene un considerable impacto en la producción a pesar de que aún no se había oficializado su ejecución.
Michelena aseguró que los industriales venezolanos están dispuestos a competir con los productos importados, pero en equidad de condiciones. “Nosotros tenemos deficiencia en los servicios públicos. Esos productos vienen de países que no tienen problemas de energía, de nada, nosotros sí. Nuestros transportistas muchas veces no tienen de dónde sacar combustible para poder trasladar los productos. Es una competencia desleal. Lo que queremos es equidad. Y con equidad nosotros los empresarios venezolanos vamos a hacer los mejores productos del mundo”.
De acuerdo con el estudio hecho por Conindustria, la deficiencia del servicio eléctrico afectó en más del 40% la productividad de la industria, según el 26% de los encuestados. El 35% indicó que este impacto oscila entre 0 y 10%, lo que obedece a la capacidad individual de algunas grandes empresas de generar su propia energía independiente del servicio público.
Los otros cuatro factores que más perjudicaron la producción de bienes en el país durante el tercer trimestre de este año son la falta de acceso a financiamiento, la incertidumbre en el escenario político e institucional, la precariedad de los servicios básicos (electricidad, agua, teléfono e Internet) y la baja demanda nacional, aspecto que se ha mantenido en el último año como el principal problema que enfrenta el sector manufacturero venezolano. Conindustria calcula que el poder de compra del venezolano se redujo 86% en el último año.
La producción industrial se mantiene en un nivel precario. A pesar de que el tercer trimestre del año históricamente es un período de mayor demanda, 82% de los industriales indicó que su productividad disminuyó entre julio y septiembre, mientras que 5% afirmó no haber registrado producción.
Expectativas
Las expectativas para el resto del año tampoco son favorables. Las grandes empresas no proyectan un aumento en su producción, y solo un 24% dice que se mantendrá igual. Un 9% de la pequeña empresa, estima que se quedará sin producir para los próximos 12 meses. La mayoría de los empresarios encuestados manifestaron no creer que se dé un cambio institucional que reactive la economía del país para el resto del año, mientras que el 42% sí apuesta por un posible viraje en el ámbito político.
El 65% de las empresas encuestadas no cree poder mantenerse en operatividad durante un período mayor a 12 meses, bajo las actuales circunstancias, que han dado al traste con el crecimiento de la actividad industrial y empresarial.
Con información de Tal Cual