Año y medio llevan los vecinos La Llovizna sin ver un camión del aseo urbano. “El olor a basura llega hasta las aulas y a veces se hace incómodo que los niños reciban la educación y que nosotras podamos dar la clase”, comentó Francelys Acuña, maestra de una de las instituciones educativas ubicada en esa comunidad; mientras que Víctor Suárez, vecino del sector, indicó que el alcalde visitó la zona pero no hizo nada. «Ese basurero está igualito, solo le pasaron una pala y un machete pero no recogieron la basura. Es que aquí no hay aseo municipal”.

Diferentes comunidades de Maturín han denunciado en reiteradas oportunidades que el servicio de recolección de desechos no funciona en el municipio, por lo que vecinos de sectores como Antonio José de Sucre, La Llovizna, Boquerón y 1 de mayo han improvisado vertederos de basura, donde en ocasiones se ven obligados a quemarla para evitar mayor acumulación de desechos.

Estos focos de contaminación han ocasionado la proliferación de insectos, así como también el contagio de enfermedades vectoriales.

En el caso del sector La Llovizna son más de 2000 las familias que se ven afectadas debido de la acumulación de desechos sólidos en plena calle principal y en frente de dos planteles educativos. Además de los malos olores.

Los vecinos aseguran que desde hace un año y medio el aseo dejó de prestar el servicio en la comunidad y dejaron en claro que este problema dejó de ser solamente de la comunidad, para convertirse en un problema de salud pública, por los planteles educativos ubicados en el lugar.

Mientras tanto, en la comunidad Antonio José de Sucre el problema de la basura se une a la falta de agua. Ya van más de 10 años que por las tuberías no llega agua. Los vecinos aseguran que deben caminar unos 5 kilómetros para poder cargar agua de una toma improvisada, hacen alrededor de siete viajes para llenar algunos recipientes, y en oportunidades aprovechan las lluvias torrenciales para surtirse.

Ni los camiones cisterna ni las autoridades van a la comunidad. Caminar hasta la avenida se ha vuelto parte de la rutina. En carruchas, en brazos, o en tobos, deben trasladar el agua hasta sus hogares.

En cuanto a la basura, más de 10 meses tiene el aseo que no circula por el sector. La acumulación de desechos ya se ha apropiado de una de las calles, que es la que han destinado los vecinos para tal fin. Las consecuencias son proliferación de insectos, niños y adultos con sarna e incluso con afecciones respiratorias, cuando deciden quemar los desechos para evitar la acumulación.

“Hemos buscado las maneras de entre todos los vecinos plantear la situación a las autoridades, pero es que no nos escuchan y el consejo comunal tampoco hace nada”, comentó Yoli Romero.

En el caso de la parroquia Boquerón la realidad no se diferencia del resto de las comunidades, la falta de agua y la acumulación de basura se traducen en enfermedades.

“Quienes gobiernan deben hacer algo, antes de que se produzca un brote de dengue o sarna. Ahorita no hay dinero para comprar medicamentos, entonces por favor, señores, ayúdenos a solucionar estos problemas», dijo una habitante de la zona que prefirió no dar su nombre.

A pesar de que el gobierno tanto municipal como regional han puesto en marcha cuadrillas de limpieza, la basura es un común denominador en varias comunidades y avenidas de la entidad.

“Las cuadrillas de Chamba Juvenil solo limpian por donde pasa la reina, pero por aquí no han pasado ni siquiera para agarrar la avenida”, destacó Gladys Serrano habitante del sector Antonio José de Sucre.

Con información de Crónica Uno

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