Paralización de importaciones de equipos hospitalarios eleva costos para atender a pacientes crónicos en su hogar.

La abuela de Jhonliz Sosa tiene 76 años de edad y 77 días en la terapia intensiva en el Hospital Periférico de Coche por una enfermedad pulmonar obstructiva crónica que le diagnosticaron hace 3 años. Su estadía no se puede prolongar más porque solo hay 3 camas en el servicio, así que los médicos piden día tras día que sus 3 hijos resuelvan cómo llevarla a su casa con los insumos necesarios para mantenerla respirando.

El dinero para garantizar cuidados en el hogar no los cubre el sistema de salud público. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, hasta 2013 los venezolanos costeaban 65% de los gastos en salud de sus propios bolsillos y son los terceros del mundo, después de Afganistán y Azerbaiyán.

De los tres hijos de Jhonliz solo dos trabajan y ganan sueldo mínimo cada uno. Para mantener a su mamá con vida en su casa a orillas de la carretera Caracas-La Guaira necesitan 2 millones de bolívares, pues requieren un ventilador mecánico. La otra opción es alquilarlo por un costo de 200.000 bolívares al mes y 3 meses de depósito por adelantado. También un aire acondicionado para prevenir infecciones en la abertura en la tráquea que tiene para facilitar la respiración y una cama clínica, que si se consigue se cotiza en 1.700.000 bolívares. “Cubrir el gasto de nuestro propio bolsillo es imposible”, dice su nieta.

Los pacientes con enfermedades crónicas no son los únicos afectados. Norymar Torres lleva cuatro años buscando un coche ortopédico para mantener erguido a su hijo de seis años con diagnóstico de parálisis cerebral. Vivir a tres cuadras de Miraflores le facilitaba el traslado para pedir ayuda frecuentemente, pero jamás la obtuvo.

Desde 2012 esta madre soltera no puede optar por un coche que le mejore la calidad de vida a su niño y a ella misma porque se dejaron de importar, por lo que debe andar con su hijo en brazos para movilizarse.

“Hace dos años conseguí financiamiento. Me dieron bolívares para que una empresa solicitara dólares a Cadivi para importar el coche, pero jamás se los aprobaron y el dinero se devaluó. Ahora debo regresar ese monto para pedir más financiamiento. Así estamos muchas madres”, explica.

Torres necesita un colchón antiescaras que cuesta 75.000 bolívares, y pañales que buscaba algunas veces en Sefar, pero desde hace dos semanas tampoco los entregan. Lo más básico es darle una dieta especial alta en proteína porque el pequeño tiene una desnutrición severa pues no asimila los nutrientes. Los nutricionistas le sugieren que el niño coma seis veces al día, pero su presupuesto solo le alcanza para suministrarle cuatro y darle pollo tres veces a la semana. La carne es imposible costearla.

Pocos equipos. Adquirir equipos terapéuticos eleva sus costos en el mercado por la falta de importación. Antonio Orlando, miembro de la junta directiva de la Asociación Venezolana de Distribuidores de Equipos Médicos, Odontológicos de Laboratorios y Afines, recuerda que desde agosto de 2015 se suspendió la liquidación de divisas para traer al país los equipos. De 157 afiliados que tenía la asociación 41 empresas cerraron.

“El mercado formal no está surtiendo porque no hay importación, entonces un mercado secundario cubre las necesidades sin control”, denuncia Orlando.

Tulio González, presidente de la Sociedad Venezolana de Medicina Paliativa, calcula que los costos para cuidar en casa a pacientes que no pueden valerse por sí mismos se ha incrementado entre 80% y 100%, y la dificultad para cubrir higiene, confort, movilidad y condiciones de ambientación se complica cada día más por la falta de importación de equipos médicos.

“La demanda de cuidados en casa aumenta porque no hay los medicamentos que controlan las enfermedades de base. Tampoco hay pañales y centros de cama, y eso es un drama. El área pélvica y genital es húmeda y propensa a hongos, además aparecen escaras. Si la piel está sana abarata costos, pero si se abre, aumentan. El gasto de un paciente en casa, solo para cubrir alimentación e higiene, puede ser mayor a 50.000 bolívares, sin contar los equipos”, precisa González.

Por ahora, la sociedad plantea una normativa que apueste por humanizar la prestación de servicios de salud en estos tiempos de crisis, por lo que proponen un proyecto de ley que les dé seguridad social a las personas hasta su último día. La propuesta aún se evalúa en la Asamblea Nacional.

FUENTE: EL NACIONAL

Sep, 4 2016

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