Después de ocho horas de bombas lacrimógenas y perdigones, las calles de El Paraíso amanecieron cubiertas de polvo, vidrios rotos, escombros, basura y cartuchos. Los negocios de la avenida Páez tenían las santamarías abiertas la mañana de este 20 de abril, algunas porque los dueños de los locales decidieron trabajar; otras porque fueron levantadas a la fuerza.

El olor a quemado y a gases cubría la zona. Los vecinos tenían los ojos hinchados y las gargantas adoloridas, por los efectos de las bombas y por la gritería desde los edificios. “¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Están saqueando!”, gritaban desde el piso uno hasta el 20. Desde los pasillos, separados por una capa de humo y por una ráfaga de perdigones, nadie pudo atravesar la calle para impedir el reclamo del botín. La desesperación se vivió desde las residencias.

María Salazar tenía 60 años con la librería City Park, en plena avenida Páez. La madrugada del 19 de abril, oyó desde su edificio cómo los encapuchados que coordinaban el saqueo, escogieron su local como objetivo. “Yo vivo en el edificio del frente y escuché que decían Vamos a la libería, vamos a la librería. Yo no podía bajar porque no había luz a esa hora. Era como la 1:00 de la madrugada”, contó.

Pasó la noche en vela y a las 3:00 am, cuando todo parecía haberse calmado, bajó. No se llevaron los libros, pero sí las computadoras, el punto de pago y la máquina fiscal. “Lo mío fue pura pérdida. Esa era mi única fuente de ingresos“, lamentó.

En la esquina de enfrente, el restaurante Gon Sous también amaneció con la santamaría violentada. Unas cuadras más hacia el oeste, el pollo Arturo de El Paraíso parecía estar igual que siempre, pero unos huecos en la reja del negocio delataban que por ahí también pasaron los saqueadores.

“Atravesaron nuestra residencia para poder ir hacia Arturo”, dijo una vecina que reside en el edificio al lado del restaurante de comida rápida. A las 11:00 pm comenzó el saqueo del local. “Se llevaban bandejas. Iban cargados con bolsas, imagino que llevaban adentro el pollo y las papitas”, expresó. Otra vecina del sitio aseguró ver cómo los encapuchados se retiraron en motos e, incluso, en un autobús. “Había un tanque de la GNB parado frente a Arturo y no hizo nada”, advirtió la mujer.

La batalla campal empezó cerca de las 3:00 pm, cuando los cuerpos de seguridad lanzaron las primeras bombas para reprimir a los manifestantes. Desde entonces, “la guerra” se extendió entre los vecinos y los policías. “Yo estoy en el piso 20 y el apartamento se me llenó de humo”, dijo una vecina que no durmió en toda la noche por el olor a gas. Añadió que desde otros edificios veía cómo unos que protestaban lanzaban bombas molotov a los GNB y PNB.

Según los vecinos, los saqueadores se movieron como quisieron por la zona. Los efectivos intentaban dispersar a los manifestantes y derrumbar las barricadas que armaron en la avenida Páez. Todo el mundo tiene una versión: pueden ser encapuchados del sector Las Brisas, de La Vega, delincuentes de la Cota 905, guarimberos violentos o colectivos armados. Lo cierto es que comisiones del Cicpc se trasladaron al sitio en la mañana para hacer las pesquisas.

“A mí me dejaron en el limbo”, dijo el dueño del quiosco frente al Colegio de Abogados de Caracas en El Paraíso. “Me llamaron a las 3:00 pm para decirme que se estaban metiendo; pero cuando llegué, ya no había nada que hacer”, indicó. Se llevaron chucherías y la mercancía del sitio. Ahora espera que las fuerzas de seguridad le den una respuesta. “Vinieron personas de la alcaldía a tomar foto y me dijeron vamos a ver qué podemos hacer“, contó. “Esa era la única fuente de ingresos que teníamos mi esposa y yo”.

Fuente: Efecto Cocuyo

Fecha: 23 de abril de 2017

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