Desde antes que Hugo Chávez pisara Miraflores la boina roja ya figuraba entre los accesorios predilectos de sus seguidores, luego de su llegada al poder despertó en muchos venezolanos deseos por dibujar su rostro en murales, lucirlo en camisas e incluso tatuárselo sobre la piel.

Después de su fallecimiento, algunos optaron por llevar su figura a un plano espiritual, creándole el «Chávez nuestro que estás en los cielos», convirtiendo el Cuartel de la Montaña en un santuario o hasta considerándosele como un santo.

El motivo de los seguidores es honrar su memoria, sin embargo, analistas políticos señalan que este tipo de expresiones son conocidas como «culto a la personalidad», y aunque los partidistas chavistas lo han querido implementar a como dé lugar, no ha tenido éxito en Venezuela.

Así mismo explican que es un fenómeno con cédula de identidad comunista y ha sido efectivo para instaurar dictaduras.

Gobiernos personalistas

El politólogo Manuel Malaver explica que el comunismo como sistema está fundamentado en el personalismo, y consiguen el prestigio del líder, de su carisma, fuerza y hazañas, para que la gente se sienta más segura para dejarse conducir por este líder. «Por eso la imagen de estos líderes es presentada como un Súper Héroe o casi un Dios al que hay que aceptarle todo lo que haga, sea bueno o malo», dijo.

Añade que es un sistema diseñado para que lo dirija un hombre que solo ceda el poder cuando se muera; por lo que se necesita un poder adicional que generalmente se consigue al tener un aparato de propaganda a través del cual se engrandezca el nombre del candidato.

«En general las revoluciones comunistas, de derecha o izquierda, siempre han sido producto de caudillos carismáticos que ejercen una especie de excitación sobre la gente y que no creen en ninguna institución que le ponga freno al poder; si son figuras como Hitler, Mao Zedong o Fidel Castro, que son de las que creen deben ser todo poderosas y que no pueden demostrar que hay alguien más por encima de ellos, con más razón se utiliza el culto a la personalidad», indicó el politólogo Carlos Raúl Hernández.

A concepción del abogado, profesor, locutor y especialista en temas políticos, Diego Bautista Urbaneja, el sistema comunista es autocrático y contribuye a la aparición de este tipo de fenómenos, ya que concentran demasiado poder.

«Es posible que pueda decirse: como la revolución es algo tan difícil y hay que luchar contra tantas fuerzas importantes, se necesita un conductor muy fuerte y con un poder absoluto; que es lo que ha pasado y ha justificado los casos del culto a la personalidad que conocemos», expresó.

Cortinas de humo

Pero este fenómeno no solo busca instaurar un régimen, sino tapar errores cometidos por sus líderes.

Malaver, señala que en casos que el líder fallece, el culto a la personalidad funciona para tapar sus fracasos, porque en vez de dar cuenta a la población de estos, los trasladan al líder. «Y como este ya está muerto y no puede decir nada, las responsabilidades son más esquivables», detalló.

Intentos fallidos

Para el doctor Urbaneja, el estado venezolano ha querido implementar este fenómeno en el país, pero asegura que el mismo no ha tenido éxito en la población.

De igual modo, Malaver, dice que a pesar de que los dirigentes difundan su recuerdo siempre, el amor hacia este candidato ya no es tan notorio en la población venezolana. «Casi está quedando en el olvido», subraya.

En contraposición, el analista Carlos Raúl Hernández cree que en el país no se ha instaurado un culto a la personalidad como tal, ya que siempre se ha permitido espacios a la crítica y estos todavía se mantienen.

«Las redes sociales son una vía por donde la gente expresa ese descontento y refuta su gestión», dijo.

Consecuencias

Pero aunque a simple vista esta medida busque beneficiar los intereses de un partido, sus efectos suelen ser contraproducentes tanto para la población, como para el mismo partido.

Urbaneja dice que cuando implementan el culto a la personalidad los movimientos políticos carecen de flexibilidad, ya que no cuentan con libertad de ideas y nadie se atreve a decir lo que piensa por los riesgos que podría correr.

«Probablemente el culto a la personalidad ha servido para consolidar las dictaduras mientras están allí, luego la desaparición de esos líderes producen que lo que habían construido se venga abajo, no necesariamente, pero sí regularmente. Al momento en que el líder desaparece, la población siente desconcierto», puntualizó.

Fenómeno desplazado

El experto Carlos Raúl Hernández asegura que el totalitarismo ya se ha extinguido y que el culto a la personalidad solo se practica en estas sociedades. Asegura que en las sociedades democráticas no hay posibilidades de culto a la personalidad.

Fuente: Diario 2001

Fecha: 20 de marzo de 2017

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