“El arma de nosotros, los políticos, es el verbo, es la fuerza, es la voz y las ganas de cambiar. Me niego a rendirme y a arrodillarme frente a quienes pretenden quebrarnos la moral. Hoy yo puedo hablar desde aquí; mañana, no sé”, esas fueron las palabras del diputado Juan Requesens en su más reciente intervención en la Asamblea Nacional, el martes 7 de agosto.

No habían transcurrido 12 horas de su discurso cuando se cumplió su vaticinio. Mientras planificaba con su esposa, Orianna Granati, el bautizo de su hijo menor, el dirigente de Primero Justicia fue arrestado en la casa de sus padres en Caracas junto con su hermana, Rafaela Requesens, por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, en un allanamiento sin orden de un fiscal, afirman sus abogados.

Desde ese día ha sido silenciado. Sus abogados no han podido comunicarse con el legislador y su familia tampoco. Señalan que desde entonces debieron mudarse de casa y cambiar sus rutinas cotidianas para ir a El Helicoide –donde Juan está preso– para llevarle su comida y exigir la visita. Aseguran que el diputado se encuentra secuestrado.

“Hace un mes secuestraron a Juan un hombre inocente. Ellos saben que él no es un terrorista. Es inhumano que lo tengan encarcelado, incomunicado y sin derecho de ver a la gente que él quiere. Tratan de quebrantarnos. Hago un llamado para que nos permitan verlo”, manifiesta Granati, madre de los dos hijos del diputado, Sabrina y Adriano, de tres y un año de edad, respectivamente.

La niña pregunta todos los días por su padre, pide que lo llamen y que le pongan los temas de los cantantes preferidos del parlamentario. Han tenido que mentirle y decirle que está trabajando. “Es increíble cómo mi hija extraña a Juan. Trato de mantenerle el amor vivo que le tiene a su papá. Yo sé que él va a salir de la cárcel, porque es inocente”, expresa.

Define al dirigente, de 29 años de edad, como un hombre fuerte, familiar, noble, decidido y luchador por Venezuela. “Y eso lo confirma su historial en la vida política nacional”, dice.

Caballo de Troya. Requesens ha estado en las calles al frente de las protestas antigubernamentales desde 2011. El año pasado fue golpeado y herido gravemente en la cabeza. Para su padre, Juan Requesens Grúber, es irónico que hoy, el diputado elegido por el Circuito 4 del Táchira con 82.912 votos, esté encarcelado y el colectivo, que atentó contra su vida frente a la Defensoría del Pueblo en Caracas, esté en libertad.

A excepción de su hermana, su familia nunca había estado involucrada en la vida política nacional. Su madre, Paula Martínez, es profesora y su padre, médico traumatólogo, pero ambos, desde la detención de su hijo mayor han tenido que apartarse de su vida profesional para enfrentar y denunciar las injusticias que se cometen en Venezuela contra los presos políticos que, según el Foro Penal, suman 428 personas.

Para la familia Requesens-Martínez, su único hijo varón es una pieza clave de la oposición. “Esta persecución obedece a que Juan ha sido un ícono de la lucha de las calles desde que era dirigente estudiantil. Siempre ha tenido un lenguaje muy claro y preciso en contra del gobierno, y no por capricho, sino por exigir una Venezuela de progreso donde se respeten los derechos e impere la justicia”, relata su padre.

“No es fácil; quisiera verlo, quisiera verlo de verdad, quisiera saber cómo está”, dice Martínez. La mayor preocupación de la familia es la dieta estricta que debe tener el diputado. Es paciente bariátrico y debe comer alimentos saludables cada dos horas. Pese a que le permiten el ingreso de la comida, no les consta que le estén cumpliendo con el régimen dietético ni sus medicinas.

Joel García, abogado que forma parte de su defensa, asegura que comúnmente le reciben la comida pasadas las 12:00 del mediodía o después de las 2:00 pm.

Además, denuncia que en el caso del legislador las instituciones del Estado hanviolado su inmunidad parlamentaria, el debido proceso, la efectiva tutela judicial, el derecho a la defensa y a comunicarse con su familia.

También señala que ha habido retardo procesal adrede. El tribunal que conoce la causa no despacha desde el día de la audiencia de presentación, por lo cual no han obtenido la boleta de argumentación para preparar su defensa. “Simplemente Juan Requesens es inocente de los delitos que se les imputan, entonces están fabricando toda la artimaña”, añade.

Una voz inagotable. “El secuestro de Juan ha sido la experiencia más fuerte que hemos vivido. En casa somos papá, mamá, Juan y yo. Ahora me ha tocado ser la voz de mi hermano”, dijo Rafaela, quien le siguió los pasos al diputado.

Al igual que el parlamentario, Rafaela estudia Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela y es presidente de la Federación de Centros Universitarios de esa casa de estudio, cargo que ocupó Requesens desde 2011 hasta 2015. No ha bajado la guardia; constantemente ha denunciado las violaciones y arbitrariedades de las que ha sido víctima el legislador. La acompaña el verbo y la gracia para cautivar la atención en los mítines. El año pasado estuvo con su hermano y fue testigo de la represión en las protestas.

“Juan es un símbolo de juventud y por eso intentan callarlo. Nunca nos doblegaremos ante este régimen que quiere quebrarnos la moral; aun estando detrás de las rejas, no podrán con nuestras ganas de ver a Venezuela libre”, expresa.

Con información de El Nacional.

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