Familiares de presos políticos venezolanos pidieron este jueves al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en Caracas, mediar con el gobierno en disputa de Nicolás Maduro para garantizar el acceso a la salud en las prisiones del país.

Kerlyn de Sánchez, esposa del teniente coronel Roberto Sánchez, relató que su mayor miedo es que sus familiares se contagien de coronavirus y no les sea brindada atención médica.

«Nosotros no sabemos cuál es el estado de quienes están allí adentro. Lo que sí sabemos es que están en cárceles donde hay hacinamiento y donde no hay agua potable», dijo Sánchez frente a la sede de la CICR, en compañía de otros parientes de presos políticos.

«Estamos en un estado de angustia día a día», alertó Mónica Acevedo, esposa del coronel Acedo Montañez, detenido desde enero de 2019, acusado de terrorismo e instigación a la rebelión.

«Mi esposo estuvo muy enfermo. Yo tuve que llevarle todo el tratamiento. Estuvo aislado durante 17 días, porque sospechaban que tenía coronavirus. Estaba en una celda donde no hay baños, pocetas, ni jabón y deben bañarse con una tubería rota. Es infrahumano el trato que les dan», declaró Acevedo.

No en vano, explicó que antes de atravesar por este episodio de salud, fue sometido a torturas. «Lo lanzaban por un barranco desnudo. Tenía los pies reventados. Fue rociado con gasolina para asustarlo y forzarlo a dar su testimonio», indicó Acevedo.

La ONG Foro Penal registra un total de 369 presos políticos en Venezuela, 127 de ellos son militares.

En septiembre de este año, la Misión Independiente de Determinación de Hechos de la ONU presentó un informe en el manifiesta preocupación por lo que califica como «práctica sistemática de torturas y tratos crueles a personas detenidas» entre 2014 y 2020. Sin embargo, estos señalamientos han sido desestimados por Maduro.

Jesús María Alarcón, padre de capitán de la Guardia Nacional, Jesús María Alarcón, detalló que su hijo fue asfixiado con gases tóxicos y ahogado con bolsas de agua, además de recibir múltiples  golpes en el cuerpo hasta dejarlo casi desfigurado.

«Esperamos que el Comité Internacional de la Cruz Roja nos ayude a conseguir justicia y libertad», expresó Alarcón.

Con información de La Voz de América

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