Gloris Rodríguez, vino desde Güiria, estado Sucre, con el objetivo de poder comprar los estrenos navideños de su única hija. Para lograr la meta está vendiendo pescado y así sacar el dinero que le permita cumplir con una de las tradiciones acostumbradas por los venezolanos para lucir ropa nueva el 24 y 31 de diciembre.
Sabe que todo ha subido, y que ella no se podrá dar los gustos que en años anteriores hacía, aún así, hará el sacrificio para que su hija sea la única que pueda vestir ropa nueva. “Una persona con sueldo mínimo jamás de la va a alcanzar para comprar los estrenos. Para comprar ropa, en tres cosas se va el dinero” afirma luego de salir de una reconocida tienda de ropa de niños en Chacaito.
Similar historia se repite con María Maya, a quien la inflación también la sorprende por los altos costos. “Hoy pregunto un precio y cuando tengo el dinero, ya la mercancía está con otro precio”. Mientras el año pasado su capital le permitía comprar 3 pares de zapatos para su hijo, uno de ellos en Bs 190.000, este año solo un par de zapatos supera el millón de bolívares.
Hace menos de 5 años, María, era una de esos tantos venezolanos, que su ingreso le permitía, comprar los estrenos (ropa y calzado), juguetes, viajar, y hasta le sobraba dinero, “ahora estamos en veremos”.
Las realidades económicas de Gloris y María, están sujetas a una inflación que de acuerdo a los especialistas cerrará este año en 1.200%, la más alta de toda la región y del mundo.
Si bien la economía venezolana ya presentaba grietas, con la llegada de la denominada “revolución bolivariana”, la inflación que al cierre de 1999 era de 20,02828%, lejos de bajar, se incrementó vertiginosamente, afectando día a día el bolsillo de los venezolanos, diluyendo sus salarios en sal y agua.
Ante esta realidad, Néstor Castro un comerciante de una tienda de ropa en Chacaito, asegura que mientras la inflación siga subiendo, y la cotización del dólar siga incrementando, los precios de la ropa también se ven afectados. “Tenemos que subir el precio de la mercancía, porque compramos al mayor, trabajamos con ropa importada y los costos varían dependiendo el precio del dólar”.
Néstor que vende ropa de caballeros, explica que hace menos de un mes, un blue jeans costaba entre Bs 150.000 y Bs 250.000, ahora está en Bs 450.000. Ante este panorama, señala que por los momentos no presentan un ritmo de ventas como en años anteriores, sin embargo, confía en los llamados “clientes fijos”, que puedan salvar un poco el comercio para el mes de diciembre.
Precios de espanto
En Venezuela, las fiestas decembrinas, siempre han estado marcadas de un sinfín de tradiciones, los estrenos, son parte esencial de ese cóctel habitual que marca el 24 y 31, sin embargo, la perspectiva económica actual, parece ser el grinch de estas navidades. Los altos precios lucen en las estanterías y etiquetas de ropas y calzados, con cifras que no se equiparan al último ajuste del sueldo mínimo, equivalente a Bs 177.507, sin contar el bono de alimentación de Bs 279.000.
“Los precios están más allá de las nubes”, afirma Lenymar Contreras, joven universitaria, quien este año no cree poder darse todos los “lujos” que hasta el 2016 pudo hacer. “Estas son una navidades fatales por el incremento de todo, y no alcanza el sueldo”.
Sostiene que con el dinero que el año pasado podía comprarse un par de zapatos, una camisa, pantalón, hoy a duras penas le da para un juego de ropa interior “que es algo básico y no te baja de los Bs 200.000”.
A pocos días para que finalice el 2017, la crisis económica ha opacado el ambiente que en otrora años llenaba de alegría las calles del país. Sin embargo, pese a la coyuntura actual, los venezolanos hacen votos para un mejor bienestar, uno que les permita cubrir sus necesidades más básicas, alimentación, ropa, calzado, vivienda y recreación.
Prensa Henrique Capriles