El Parlamento Europeo está dispuesto a recomendar una elevación de la ayuda que la Unión Europea ha ofrecido a los venezolanos refugiados en Brasil, tras constatar la difícil situación en que viven en Roraima, estado fronterizo con Venezuela y uno de los más pobres del país.

El eurodiputado portugués Francisco Assis, presidente del Parlamento Europeo para las relaciones con el Mercosur, encabeza una misión que inició ayer para evaluar sobre el terreno la situación de los cerca de 50.000 venezolanos que han huido de la crisis económica, social y política de su país y han recibido refugio en Brasil.

Afirmó que la solución pasa por un cambio de régimen en Venezuela “porque eso permitirá que estas personas puedan regresar a su país de origen, que es lo que más quieren. No hay otra solución y son los propios venezolanos los que tienen que resolver el problema», dijo.

De acuerdo con datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, más de 2 millones de venezolanos han abandonado su país desde 2005 con destino a diferentes países.

«A nosotros nos resta llamar la atención a nivel mundial sobre la gravedad de lo que está ocurriendo y ofrecer alguna ayuda financiera a los refugiados. La Unión Europea tiene fondos que están previstos para atender situaciones de esta naturaleza», agregó.

Según el eurodiputado portugués, la UE aprobó inicialmente una ayuda de 5 millones de euros para los refugiados venezolanos en Brasil cuya liberación puede ser firmada en el encuentro que la delegación europea tendrá el jueves con autoridades brasileñas en Brasilia.

Assis afirmó haber constatado que la ayuda es urgente tras la visita que hizo a Nova Canaa, Tancredo Neves y Jardim Floresta, tres de los refugios construidos por el Gobierno brasileño para atender a los venezolanos que han llegado a Boa Vista y que son gestionados por la ACNUR.

De los 50.000 venezolanos que se calcula que buscaron refugio en Roraima, número que puede ser mayor ya que el promedio en los últimos meses fue de 400 por día, unos 25.000 se instalaron en Boa Vista, la capital regional, lo que equivale al 7,5 % de la población total de esta ciudad que carece de recursos para atender tal éxodo.

Los cuatro refugios visitados por la delegación europea sólo tienen capacidad para 1.400 personas, por lo que muchos inmigrantes viven en las calles mientras esperan cupos en los abrigos o que las autoridades los envíen a otras ciudades de Brasil, en un proceso de «interiorización» aún incipiente.

Según datos oficiales, en los nueve centros construidos hasta ahora en Roraima para acoger el intenso flujo migratorio viven unos 4.200 venezolanos, mientras que otros 527 fueron trasladados a las ciudades de Manaos, Cuiabá y Sao Paulo para iniciar su interiorización.

Además de visitar los refugios, la delegación europea se reunió con la alcaldesa de Boa Vista, Teresa Surita; con oficiales de la Superintendencia de la Policía Federal, órgano responsable por la concesión de refugios, y de la Brigada de Infantería de Selva del Ejército brasileño, al que el Gobierno ha dado diferentes tareas para atender a los refugiados.

«La alcaldía ofrece 10.800 platos de comida por día y matriculó en las escuelas públicas a 2.300 niños venezolanos, además de ofrecerles los servicios de salud, pero llegamos al límite. No tenemos presupuesto para eso», se quejó Surita ante los visitantes.

«Llegó el momento en que las otras ciudades de Brasil acepten que la solución es la interiorización porque el problema es de todo el país y no sólo de Boa Vista», agregó Surita, quien se quejó de posiciones como la de la propia gobernadora de Roraima, Suely Campos, que defiende el cierre de la frontera y estimula reacciones xenófobas por parte de los brasileños.

Con información de NTN24

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