Durante una entrevista que duró siete horas en la suite presidencial de un hotel en Washington, Manuel Cristopher Figuera relató por primera vez detalles de lo que describió como órdenes directas de Maduro para cometer abusos, incluyendo detenciones arbitrarias y siembra de evidencias para inculpar a opositores.

Primero como subdirector de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y luego director del temido Servicio de Inteligencia Bolivariana (SEBIN), Cristopher Figuera permaneció junto a Maduro mientras la situación en Venezuela seguía deteriorándose. Durante la profundización de la crisis, dijo haber presenciado y jugado un papel en la consumación de abusos, tales como constatar indicios muy probables de torturas practicadas por terceros a varios prisioneros y no haber evitado la detención de Luis Carlos Díaz, un prominente periodista.

No obstante, el general aseveró que la orden más arbitraria fue la de perturbar el entorno íntimo de Juan Guaidó para quebrar la moral del líder opositor.

Inicialmente, dijo, Maduro quería arrestar a la madre de Guaidó. Cuando Cristopher Figuera le comentó que padecía cáncer entonces pensaron en Roberto Marrero, un estrecho colaborador de Guaidó arrestado desde marzo por presuntamente encabezar una “célula terrorista” dedicada a perpetrar asesinatos.

“¿Qué hago para meterlo preso?”, recordó el general haber preguntado a Maduro durante una tensa reunión celebrada en Fuerte Tiuna menos de 72 horas antes de la detención de Marrero. “Me dijo: ‘Eso no es mi problema. Mételo preso, siémbrale armas. Ve qué haces’”.

Cristopher Figuera sugirió pedirle armas al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, pero Maduro le ordenó acudir a otro general al que pidió a la AP no identificar por nombre para proteger su seguridad.

“Así se hizo”, dijo el venezolano. “Se hizo un equipo multidisciplinario, (ese general) sembró las armas, facilitó ese procedimiento y después yo desde la dirección del SEBIN, se hizo la aprehensión”.

Cristopher Figuera también mencionó que en diciembre de 2018 liberó a cerca de 70 personas que permanecían retenidas debido a que las boletas de excarcelación se incumplían, a veces durante más de un año, a cambio de cuantiosas sumas de dinero.

“Antes de mi llegada, eso era un centro de extorsión y secuestro”, indicó. “Traté de cambiarlo, pero es una cultura que no es fácil”.

No obstante, admitió haber seguido fielmente instrucciones de espiar –en persona, vía telefónica o electrónica– a cerca de 40 opositores, y de rendirle informes a Maduro cada dos horas sobre sus movimientos.

El general indicó que alrededor de 15 cubanos conforman el anillo de seguridad de Maduro, incluyendo algunos dedicados a evitar que sufra envenenamiento, pero señaló que la cooperación de los cubanos en las labores de inteligencia se limita a planificación y entrenamiento.

El venezolano aseguró que se mantiene en contacto con altos funcionarios, tales como generales, viceministros y directores de entes públicos que detestan a Maduro pero tienen miedo de actuar. Dijo que la “Operación Libertad” de Guaidó aún está en curso y que él planea regresar pronto a su país.

“En muchas maneras, aún soy el director de contrainteligencia”, remató.

Con información de AP

Ir a la barra de herramientas