La crisis en Venezuela se refleja en una ola masiva de emigrantes sin precedentes en la historia del país. Casi un ocho por ciento de la población vive en el exterior, alerta el sociólogo Tomás Páez Bravo, autor de un libro de referencia sobre el tema. Y el fenómeno está lejos de acabar.
“En los últimos dos años la oleada ha sido masiva. Las estadísticas siempre están por detrás de la realidad, que avanza a un ritmo que asusta”, explica el autor de “La voz de la diáspora venezolana” en una entrevista con la agencia dpa en Madrid.
La investigación de Páez cifra en más de dos millones los venezolanos que emigraron sobre todo a países como Estados Unidos, España, Italia, Portugal y destinos latinoamericanos como Colombia, Panamá o Argentina. Pero también traza el perfil del emigrante: quién es, por qué dejó Venezuela, qué busca en su nuevo destino.
¿Qué datos reunieron para su investigación sobre la “diáspora” venezolana y cómo los consiguieron?
Páez: En Venezuela no hay datos de la diáspora. El instituto de estadística no los lleva de manera deliberada. Es algo indignante. Así que con un amigo en Francia nos propusimos hacer un estudio.
El primer punto fue levantar la información de forma indirecta, a través de los institutos estadísticos de los países de acogida. También consultamos las organizaciones de venezolanos que tienen acceso a datos.
Pero además de datos, quisimos darles voz a quienes el Gobierno silencia. De ahí el título del libro: “La voz de la diáspora”. A través de Internet aplicamos un cuestionario respondido por venezolanos en más de 40 países. También reunimos historias de vida, más de 100 entrevistas en profundidad y talleres para tener una imagen más completa: quién es el venezolano que está fuera, por qué se fue, en qué condiciones regresaría.
Comencemos por el aspecto cuantitativo. ¿Cuánta gente emigró y qué relevancia histórica tiene este fenómeno?
Páez: Venezuela vive un proceso de esta magnitud por primera vez desde que es república, desde 1830. El fenómeno representa hoy más de dos millones de venezolanos, según los datos actuales. Es decir, casi el ocho por ciento de la población, si no más al ritmo que vamos. En los últimos dos años la oleada ha sido masiva. Las estadísticas siempre están por detrás de la realidad, que avanza a un ritmo que asusta.
¿Cuáles son los hitos que marcaron el inicio y el aumento de esa “diáspora”?
Páez: La emigración como proceso comenzó con el chavismo, en el año 1999. Antes había gente que se había ido, pero hablamos de un porcentaje insignificante. El 94 o 95 por ciento de la emigración se ha producido en los últimos 18 años.
La magnitud no fue siempre igual. Hay una primera oleada asociada a impactos políticos importantes que impulsaron a mucha gente a irse.
Hasta 2011 esa emigración fue sostenida, pero a partir de ese año el fenómeno se disparó porque acabó el periodo de bonanza de Venezuela: hay que pensar que el país recibió en estos 18 años el mayor ingreso de su historia.
Finalmente, en los últimos dos años comenzó una tercera etapa. Hasta el año 2015, cuando hicimos el estudio, el noventa y tanto por ciento de emigrantes tenían un grado académico. En los últimos años se ha diversificado y se ha expandido a gente con menor nivel académico. Es la oleada de la desesperanza, la de la gente que se va porque tiene que resolver el tema de la medicina o de la comida.
Siguiendo con aspectos cualitativos: ¿cuáles son los motivos con los que los venezolanos justifican su emigración?
Páez: Me he reunido con no menos de 4.000 venezolanos en más de 25 ciudades. Las dos razones fundamentales por las que se van son la inseguridad, que es el ataque al más importante derecho de propiedad que es la propiedad sobre la vida misma, y el deterioro económico, que ha sido progresivo.
El año pasado cerró con 29.000 homicidios, sin contar con los que se contabilizan aparte por darse en enfrentamientos entre bandas. A esa situación se suma el deterioro económico, la mayor inflación del mundo, escasez de medicina y alimentos, la pobreza en el 82 por ciento. Todo eso ha empujado a mucha gente a irse.
¿Qué otros rasgos describen al emigrante venezolano?
Páez: Nos interesó ver el “know-how” real de los emigrantes, su experiencia práctica, no solo su formación académica. Los clasificamos en tres “E”: la de emprendedor, gente que crea empresas o negocios, representa un 20 por ciento de los venezolanos en el mundo. Luego está la “E” de empleados, un 65 por ciento que trabaja en empresas de ingeniería, salud, hospitales, universidades. La tercera “E” es la de estudiantes, un porcentaje que se ha reducido mucho porque la educación es costosa y es casi imposible adquirir divisas en Venezuela.
Junto a esa gran masa, emigraron también muchos ex funcionarios o grandes fortunas del país…
Páez: Sí, se han ido funcionarios y los amigos de los funcionarios. Unos que han caído en desgracia, otros que después de haber logrado lo que querían han decidido guarecerse en el exterior. También empresarios sanguijuela que han crecido alrededor del Estado y que se han instalado fuera tras obtener los recursos. Muchos se han instalado aquí en España comprando edificios, comprando empresas, lavando dinero. España es una gran lavadora de dinero de funcionarios públicos venezolanos.
¿El emigrante venezolano piensa en volver alguna vez al país?
Páez: Ante esa pregunta, muchos dijeron: si me fui por la inseguridad y el deterioro económico, no voy a regresar porque no solo permanecen, sino que se han agravado. Preguntamos qué debería cambiar para que volvieran, y la respuesta más común fue: lo que quiero es que me garanticen seguridad. Quiero que me cambien el modelo político porque este es el de la barbarie, el del atraso. Quiero es que me generen condiciones. Garantizándome la vida, yo ya me desenvuelvo solo.
Publicado por DPA España / Sumarium
10/12/2017