El país sigue fallo de condiciones entre el ir y venir de flexibilidad o cuarentena. Los especialistas en medicina no se imaginan la posibilidad de implementar el confinamiento por la pandemia Covid 19, cuando los venezolanos deben lidiar para resolver sus limitantes de alimentación a diario, salen a protestar por mejoras de los servicios públicos, tienen un salario que ni siquiera llega a los $ 2 y temen caer en algún centro de salud público ante las deficiencias en personal, insumos e infraestructura.
Las lecturas son claras, con expertos que coinciden que la implementación de la semana radical en enero de 2021 es un indicio del reconocimiento oficial de las consecuencias sufridas por un diciembre libre y que ha dejado la mayoría de casos comunitarios. Imperan las dudas de la certeza de las cifras que llegan a 116 mil contagiados, además de empezar a superar los mil fallecidos y que si no se ha manejado con control gubernamental, dejan al descubierto un país que no estará preparado para el confinamiento total, tal como ha ocurrido en otras latitudes del mundo.
«Más allá de caracterizar al virus, Venezuela tiene apenas el 20% de capacidad de diagnóstico, ante la falta de pruebas y lo tardío de los resultados de las PCR», denuncia Jaime Lorenzo, presidente de la organización Médicos Unidos de Venezuela, ante la falta de un plan nacional de prevención, acceso masivo a las pruebas y una campaña educativa creíble por el cambio de conducta del colectivo hacia la protección.
Compara con casos tan básicos en países de Europa, que han discutido en varias ocasiones puntos tan elementales como la determinación del número de miembros de una familia que puedan permanecer en el comedor y empezar desde allí, con lo delicado del distanciamiento. Detalles que puedan pasar desapercibidos, pero que vienen del cimiento del hogar y así la sociedad se incorpora con otros hábitos que impidan el descuido personal, desde una errónea relajación. El Estado tiene mucho peso en el control de la pandemia, pero la conciencia individual es de gran impacto.
Así ilustra al gobierno criollo que amerita de más protección y seguridad, así como velar por el cumplimiento de las normas básicas. «El Estado ha sido permisivo y en todas las instancias, incluyendo organismos de seguridad», cita al no arreciar en el uso correcto del tapaboca, lavarse las manos, acatar el distanciamiento, entre otras normativas que pudieron cumplirse en las semanas de flexibilidad de fin de año 2020. Tanta holgura puede ser perjudicial para la lectura de ciudadanos que le restan importancia al daño del Covid 19, ignorando que la cuenta sigue subiendo a más de 86 millones de infectados en el mundo.
Lorenzo estima que el alza de casos positivos puede ser muy variante, al considerar que enero empieza con la semana radical, con un posible conteo de aproximadamente 15 días atrás y aún falta por sumar aquellos positivos desde el 24 de diciembre. «Volvemos a insistir que la población está expuesta», refiere del 80% de infectados, cuya mayoría es asintomático y hasta el 10% pueden variar entre leves, considerables y críticos. Éstos entre el grupo más vulnerable.
El confinamiento debería estar avalado por el control necesario y de una campaña homogénea con los medios de comunicación, para alertar y sin alarmar ni crear pánico. «Debe terminar por decir la verdad, porque al tener la realidad, se incita el cuidado», finaliza Lorenzo.
Con información de La Prensa de Lara