La opacidad informativa en materia de salud, se ha agudizado en estos últimos años del gobierno que padecemos. Lo que para el ex ministro de Salud, Rafael Orihuela, ya no se trata de que se intenta disimular, disminuir o atenuar los déficits que se presentan a nivel sanitario, sino que obedece a una política de Estado.
Y traslada los antecedentes, al año 2007. “Cuando el entonces ministro de apellido Mantilla, ante la masiva epidemia del dengue que se registraba prohibió la difusión de los boletines epidemiológicos semanales, utilizando un argumento muy risible porque dijo que no se calaba ‘canales endémicos’. Es un concepto epidemiológico por el que tú citas y colocas una enfermedad y se va refiriendo la incidencia de los casos. Esa coyuntura duró como un año y luego en el 2012, con el ex ministro Ventura retornó esta política de opacidad con un argumento bastante parecido. Llegó a decir: ‘aquí no se puede seguir dando información epidemiológica porque la usan para atacar al gobierno’. Como si ello fuese un instrumento de batalla política”.
Informó Orihuela que el boletín epidemiológico en Venezuela se inició desde el año 1937, y es un instrumento muy fiel de medición de cómo andan las cosas en materia de salud pública en nuestro país. Tuvo tanta fama que fue reconocido muchas veces en Europa, Estados Unidos y en América como un instrumento valiosísimo que Venezuela implementó para comenzar a organizar la salud pública y el Ministerio de Salud. “Lamentablemente, esto terminó muriendo en manos de estos ministros, porque la actual titular empezó a circularlos de nuevo, pero con datas de boletines viejos del 2013 y 2014, y a las dos semanas volvieron a desaparecer”, denunció Orihuela.
Grave situación desinformativa que Orihuela compara con la que pudiera vivir un capitán de barco que se lanza al Océano y le botan la brújula, el radio y la carta de navegación, por lo que anda perdido en esa inmensidad del agua. Y se pregunta: “¿Quién es el que sufre al final?”. Por ejemplo, si yo tengo 10 casos de fiebre, algo extraños, sin saber que está ocurriendo en Valencia y yo médico que estoy en un ambulatorio o en un hospital tengo que empezar a adivinar al no tener la información que requiero para poder aplicar las medidas. Pudiera ser una epidemia que se controla con vacunas, otra que es a través de la fumigación o deberse a alimentos contaminados. Pero si yo no lo sé, sencillamente ando a ciega. Y quien sufre finalmente es la población, que es la que va a tener más número de enfermos y de discapacidades”.
Posible “reemergencia” de brotes
Para tratar de evitar que el “silencio informativo” sea absoluto, la Red de Epidemiología mantiene toda una estructura para llegar a esa información precisa, que es bastante cercana a la verdad. Por ejemplo, en el caso de las enfermedades transmitidas por vectores como es el Zika, el dengue y el chikungunya, se ubicarían cercanas a los 40 mil casos, que han disminuido por el curso natural de estas patologías, pero no porque las autoridades sanitarias digan que están trabajando”.
Pero, quizás “rebroten” porque no se tiene ni siquiera un mapa de cómo se comportó la enfermedad, con claridad, a nivel de regiones, de las ciudades y del campo, por lo que no hay forma de ‘pararlas’, según vaticina el especialista.
Con la malaria estaría pasando similar situación: la falta de control, el descuido de la zona minera del país, la minería ilegal o clandestina ha llevado a que personas de distintos estados se trasladen a la zona endémica del sur del estado Bolívar. Allí son picados por el zancudo y terminan enfermándose al llegar a su región de origen. Así se tiene que ya 20 estados del país presentan casos de paludismo.
Riesgo de focos autóctonos de malaria
Y ya no se trata solo de malaria importada. Es tal la propagación que la Red Defendamos la Epidemiología advierte que el riesgo es que se pudiera estarse gestando focos de casos autóctonos por las características naturales de ciertas zonas, que sean de alturas y de alto índice de zancudos. Lo que ocurre en el estado Miranda, Falcón, Vargas, Guárico, y Portuguesa. Regiones que habían sido controladas durante la campaña de erradicación de los años 1960.
Ahora, hemos regresado a más de 80 años, y volver allí a los 60, cuando se reportaban apenas 6 mil enfermos al año y que eran perfectamente gobernables, nos costará como 10 años, sentenció el especialista.
Ya para julio de este 2016, esta Red de científicos tenía estimado que se había incrementado los casos de malaria en un 70% en comparación al 2015. Estimando que si el año pasado se registraron 130 mil afectados, entonces para final de este 2016 vamos a pasar de 200 mil con toda seguridad. Y de esta cifra, casi el 80% está ocurriendo en un solo municipio del estado Bolívar, el municipio Sifonte. “Significa que si el Estado de verdad se fajara con firmeza y tuviera la decisión de trabajar en esa zona, entonces se tendría menos problema en el resto del país”.
Hasta el momento, en Carabobo no hay casos autóctonos, sólo 800 del tipo importado. Pero en Aragua en los alrededores del Centro de Investigaciones Científicas, ubicado en el sector Las Delicias, se ha localizado el zancudo anopheles alimanus –el que transmitía la malaria hace 50 años atrás- lo que representa un alto riesgo, porque si se llegan a reproducir a cierta magnitud y llega un enfermo de las Minas de Bolívar y lo pican, va a crearse un foco autóctono y después sacarlo será cuesta arriba.
De la hepatitis A y otras enfermedades prevalentes
Brotes de hepatitis A, (hepatitis epidémicas) por contaminación de alimentos y del agua, que pudiera revelar fallas en los esquema de inmunización, cuando la vacuna existe desde hace 30 años. También preocupa aumento de la sarna y otros problemas asociados a la piel, por la falta de agua potable. Y otras patologías que predominan son las diarreas y la disentería, igualmente atribuidas a la falta de agua de consumo, denuncia la Red de Defendamos la Epidemiología.
Sugieren hervir el agua, por lo menos por 20 minutos antes de ser consumida.
Pero, lo que es más lamentable es la “patología del hambre”, sostiene el doctor Rafael Orihuela. “Y eso está más que medido. Hay pérdida de la talla y peso promedio de los niños, asociado por el problema de consumo de alimentos, en los últimos 4 años “.
Un niño que entre las edades claves de crecimiento, de 2 a 10 años de edad, que esté pasando hambre tendrá problemas de atraso intelectual cuando sea un adulto, advierte el doctor Orihuela.
Resume que estas tres enfermedades: de la piel, la diarrea y la patología del hambre, son los “caballitos de batalla” que reflejan la salud de un pueblo.
Hay encuestas realizadas en escuelas del sistema público que revelan que 30 niños de cada 100 tienen problemas de desnutrición. Cifra bastante alarmante, tanto que según se ha registrado muertes de niños, por esta causa en la zona de la Guajira del Zulia, reveló el especialista.
Y no es ningún invento, advirtió el doctor Orihuela. Y llamó la atención al Gobierno a dejarse a ayudar y atienda esa ayuda humanitaria, que por lo menos 12 países del mundo, las han ofrecido y con lo cual se pudiera revertir este devastador panorama sanitario.
FUENTE: EL CARABOBEÑO
07/09/16