La inocencia de la niñez ha quedado en segundo plano para algunas niñas en Maturín. Caras maquilladas, faldas cortas y blusas que dejan poco a la imaginación son el común denominador de las adolescentes que son explotadas sexualmente a la vista de todos. Con edades entre 12 y 17 años han sido obligadas a ofrecer servicios sexuales a cambio comida, dinero u otros bienes.

Marlene Rodríguez, quien tiene más de 20 años trabajando en la protección de menores, y que durante dos años consecutivos presidió el Concejo Municipal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, revela que en 2017 calculaban que 30 % de la prostitución en la ciudad correspondía a menores de edad.

Manuel Velásquez, pediatra y presidente de la Fundación Por Amor a Ti, conoce de cerca los niveles de pobreza en Maturín. Durante los últimos años se ha dedicado a hacer labor social en comunidades vulnerables.

Velásquez atribuye como principal causa de la explotación sexual infantil la falta de comida en los hogares de las víctimas. 35 % de los niños en Monagas están desnutridos, es decir, 7 de cada 10 niños y adolescentes tienen una alimentación inadecuada.

La mayoría solo hace una comida al día y muchos tienen que procurársela por sus propios medios.

La explotación sexual infantil en el mercado nuevo —como acostumbran los maturineses a llamar al mercado municipal— es un problema difícil de ocultar. Los vecinos del sector manifiestan que la situación escapó de las manos de las autoridades.

El mercado cierra a la 1:00 p. m. Durante las nueve horas que pasa en funcionamiento se puede ver corretear entre los tarantines y clientes que hacen las compras a niños que no superan los 7 años de edad pidiendo dinero o comida mientras los camiones entran y surten los puestos.

Los buhoneros del lugar han normalizado la explotación sexual infantil: lo ven todos los días, a cualquier hora, pero muy pocos se animan a hablar del problema.

A las muchachas les pagan 60.000 bolívares, «a veces les dan entre 20.000 y 30.000 bolívares, pero en oportunidades se conforman solo con comida” asegura un trabajador del mercado municipal.

Aunque el mercado municipal es una de las zonas donde más se ve a menores de edad siendo explotados sexualmente,  en la avenida Juncal, muy cerca del Palacio de Gobierno regional, también llaman la atención.

Mujeres y niñas pasean de esquina a esquina pasadas las 9:00 p. m. De noche las principales avenidas de la ciudad resultan negrísimas debido a la falta de alumbrado público, y el poco patrullaje en la zona facilita su permanencia en el lugar.

Los cuerpos de seguridad de la entidad, por su parte, aseguran que realizan operativos para captar niños y adolescentes en situación de calle.

De acuerdo con una fuente que pidió reservar su identidad por temor a represalias, las casas-abrigo de Maturín, lugar donde el Gobierno alberga a los menores, no dan abasto para la cantidad de niños y adolescentes que se encuentran en situación de calle.

“A veces es peor cuando los envían a una casa de abrigo porque en la mayoría no tienen las condiciones para atender a los niños. En oportunidades no tienen para comer, lo que obliga a esas criaturas a escapar y resolver en la calle”, dijo la fuente.

Con información de Crónica Uno.

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