Ubican escasez de antibióticos en 75%

La angustia y el malestar por la escasez de medicamentos saltan la dimensión de lo físico y plagan las redes sociales, un escenario común, atestado de voces que reclaman auxilio y de cuentas desde donde se emiten mensajes, a toda hora, solicitando medicamentos. La crisis por el desabastecimiento de fármacos arrecia y con ello el drama de los pacientes y sus familiares, quienes escudriñan las farmacias en busca de antihipertensivos, antibióticos, antipiréticos y drogas para el sistema nervioso.

La coyuntura empeora en un contexto en el que el diagnóstico no mejora. Voceros del gremio señalan que 8 de cada 10 medicamentos están fuera de inventario, una sentencia que la Federación Farmacéutica Venezolana cifra en 85% de escasez a escala nacional y que, puertas a dentro, revoca cualquier esperanza de vida a miles de pacientes crónicos.

Olga Martínez, quien lidia contra una arritmia cardiaca severa, dice que asume su drama como una penitencia. «Es como estar en un cuarto sin salida. El doctor me mandó  Zanidip de 10 mg y no lo consigo. Hace dos semanas que dejé de tomar mi tratamiento y estoy en las manos de Dios», relató a las afueras de un establecimiento farmacéutico en la Av. Universidad, en Libertador.

Buena parte de la red de farmacias de la ciudad carece de ciprofloxacina, amoxicilina, sultamicilina y claritromicina, principios prescritos contra infecciones respiratorias y de otra índole

A propósito de ello, Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana, precisa que en el Gobierno no ha mostrado indicios ni políticas para revertir la crisis. Asegura que la industria farmacéutica está 50% por debajo de su capacidad de producción.  Farmaceutas consultados en la ciudad coinciden en que los pacientes más afectados son quienes padecen de asma, hipertensión, diabetes, enfermedades respiratorias y mentales.

Ceballos critica que el Ejecutivo haya permisado a Doropharma C.A.  la venta de medicamentos a precio internacional. A su juicio, los elevados costos no resuelven el problema de accesibilidad.

El presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría, Huníades Urbina, advierte que la coyuntura arropa a los infantes con cáncer e insuficiencia renal crónica. «Tenemos fallas a nivel público y privado. Los cuadros de los pacientes se agravan, se hacen más crónicos. Y en lugar de estabilizarse o entrar en remisión, mueren».

Urbina precisa que en el Hospital J.M. de los Ríos, el centro pediátrico más importante del país, escasea 20% de toda la gama de terapias oncológicas, lo cual afecta a unos 200 infantes por mes. Las cifras que se escurren desde la subcomisión de Salud de la Asamblea Nacional son aún más drásticas y sitúan en 70% la escasez de fármacos contra la leucemia, cáncer de próstata y otros tipos de neoplasias en adultos.

En el área de los antibióticos, la situación no es distinta, pues la Subcomisión reporta una falla de 75%. Un escenario que empeora para quienes padecen enfermedades neurológicas, cuyos familiares deben lidiar contra un desabastecimiento que alcanza 95%.

Sobre la incidencia de enfermedades cardiovasculares, que suponen la primera causa de muerte, la Encuesta sobre Condiciones de Vida Venezuela 2016, presentada en febrero de este año, arroja que 8,2 % de la población reconoce que tiene hipertensión arterial. En el capítulo Salud del estudio realizado por las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello, 50% de los consultados, entre 55-64 años, admite problemas cardíacos. Mientras que la diabetes afecta a entre 6 y 10% de los habitantes.

La Sociedad Venezolana de Salud Pública y la Red Defendamos la Epidemiología alertan que la crisis humanitaria en salud compromete el tratamiento contra enfermedades virales y endémicas. Ello en un país que cerró 2016 con más de 148.670 casos de malaria y que en el primer semestre del año pasado acumulaba 2.348 casos de chikungunya, 20.229 afectados por dengue y 38.995 registros por zika y más de 300 de difteria, indican cifras emitidas por esas organizaciones.

El rostro de la escasez

«Hoy me acaban de sentenciar a muerte». Así inicia su relato Mayra Santos, una paciente con artriris reumatoide, a quien el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales dejó de suministrarle el tratamiento del que depende para seguir con vida. Se llama Rituximab, de 500 mg.

Moriré si no me colocan la segunda dosis que me toca dentro de tres meses

Mayra compartió su historia en un grupo de WhatsApp: «Es una Terapia Biológica para detener el deterioro qué causa la artriris reumaroide», continúa y agrega, de inmediato, «ss de alto costo. El IVSS no lo va a traer más y no hay manera de comprarlo porque cada ampolla cuesta 7 mil dólares aproximadamente y necesito 6 ampollas para completar mi tratamiento de todo lo que falta de año, o me voy de este país y busco colocarmelo a través de algún hospital en el extranjero o muero aquí. Es una realidad. Moriré si no me colocan la segunda dosis que me toca dentro de tres meses.»

Fuente: El Nacional

Fecha: 09 de marzo de 2017

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