“Que ocurran bajones de luz da más miedo que el virus”, comentó una señora en la cola para comprar el queso. Hacía referencia a los bajones ocurridos el pasado 5 de mayo. “Mi ventilador casi se quema, quedó haciendo un fuerte ruido. No lo pude prender en la noche y con este calor que hace”, relató. Hasta el mes de abril se reportaron 29.053 apagones en todo el país.
Los vecinos de la parroquia Coche contaron tres bajones fuertes pasadas las 3:00 p. m. Situación similar se padecía en el resto de Caracas y en otros 16 estados del país. En regiones como Nueva Esparta, Mérida, San Cristóbal y Miranda la luz llegó en la noche con poco voltaje y luego se fue en varias ocasiones.
A los habitantes del Zulia, desde hace cuatro días, les cortan el servicio entre las 12:00 a. m. y las 2:00 a. m., una situación deplorable en una entidad diezmada por las constantes fallas de energía.
En Caracas, sectores de Baruta y del municipio Libertador amanecieron sin energía o con deficiencia en el servicio este 6 de mayo.
Específicamente, se citan zonas como Los Caobos y La Florida (15 horas sin luz para el momento de publicarse la nota), Los Samanes, Las Mesetas, Santa Inés, El Llanito, Las Acacias, Plaza Venezuela, San Román y Bello Monte.
Sobre el evento del 5 de mayo, Delcy Rodríguez, vicepresidenta del gobierno de Nicolás Maduro, dijo que las fallas del servicio eléctrico se originaron por un ataque a las líneas de transmisión de la troncal 765 del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
No hay más respuestas para la población. Mientras tanto, el temor a quedarse a oscuras se planta como un huésped indeseable en todos los hogares. Que no haya luz, significa que no habrá agua, ni gas en algunas zonas, se restringe el acceso a los alimentos y se cortan las comunicaciones.
De hecho, en estos momento hacia las zonas altas de El Hatillo no llega agua. De acuerdo con Monitor Ciudad, hay restricciones en el suministro, pues todos los sistemas Tuy trabajan forzados porque no hay suficiente agua y los equipos tienen fallas de potencia. Por ejemplo, este jueves 7 de mayo en la parroquia La Vega no llegará el servicio.
Y producto de los dos apagones nacionales de marzo de 2019, ese trauma colectivo quedó incrustado en la psique de los venezolanos.
El Comité de Afectados por los Apagones informó a principios de marzo que, al cierre de 2019 se registraron 87.260 fallas, que representaron pérdidas que rondan los 41 millones de dólares.
Hasta abril de este año —y es algo que alarma a Aixa López, presidenta del comité— ha habido un incremento de las denuncias de los usuarios: se contabilizan 29.053 apagones en el ámbito nacional; así como de las horas diarias sin luz, que sobrepasan las 12, 14 y hasta 20 horas sin el servicio eléctrico.
En marzo contabilizaron 7218 y en abril 11.872. La razón es que por la cuarentena aumentó el consumo residencial de energía.
El comité no dejó de mencionar “el vil asesinato del joven merideño Rafael Hernández, de 21 años de edad, por el simple hecho de protestar contra los constantes y reiterados cortes en el sector Campito, estado Mérida”.
Según López, las fallas del 5 de mayo ocurren todos los días en el país. “Por ello, rechazamos que el Gobierno señale que se trate de un sabotaje. El más reciente es, de nuevo, producto del abandono, desidia e impericia al cual somete el sector eléctrico y, por ende, al pueblo venezolano. Y van a seguir ocurriendo ya que el sistema Eléctrico Nacional sigue endeble y frágil”.
Además de la inestabilidad emocional, hay otras consecuencias irreparables para muchos, como las vidas que se perdieron en marzo del 2019 de las personas que ameritaban estar conectadas a máquinas de diálisis y otras que suman costos a la población como los daños a sus electrodomésticos. En Caracas, reportaron este martes 5 de mayo quema de bombas de agua, de televisores y computadoras, por ejemplo.
“Exhortamos al Gobierno dar soluciones a este grave problema que se agrava cada día, y es cruel e inhumano someter a un pueblo a estar en cuarentena sin la prestación de los servicios básicos disponibles para sobrellevar la pandemia mundial”, exigió López.
Vale recordar que esta crisis del sector no solo se mide por la afectación en los hogares o en la suspensión de los servicios Metro y ferrocarril, también se palpa cuando hospitales de referencia nacional, como el J. M. de Los Ríos, se quedan a oscuras como sucedió el pasado 24 de abril en horas de la noche; o lo más reciente, el hecho de que el Urológico San Román estaba funcionando con una planta desde hace cuatro días.
Con información de Crónica Uno