Casi todas las calles y avenidas de San Cristóbal tienen alguna cola que se dirige a una de las estaciones de servicio de la capital del estado Táchira. Desde esta semana el flujo de gandolas disminuyó casi en su totalidad y son pocos los vehículos que logran ser abastecidos, pues la falta de gasolina en la entidad es evidente.
Pese a lo delicado del asunto, ninguna autoridad ha dado información sobre lo que realmente sucede. Entre las largas filas de carros en la entidad solo se escuchan rumores.
Incertidumbre
Desde el día anterior (a quien le corresponda según sea el terminal de placa) los carros son puestos uno detrás de otro sin saber a ciencia cierta si llegarán las cisternas con el anhelado combustible. Incluso hay bombas en las que no ha llegado el servicio en lo que va de semana.
Pero esto no solo afecta a los dueños de vehículos, quienes deben pernoctar de nuevo en los carros, sino a la poca productividad que aún queda en la ciudad cordial.
El tráfico vehicular mermó considerablemente, pues quienes tienen gasolina procuran ahorrar hasta la última gota mientras se solventa la situación.
Otros, por su parte, pararon sus carros ante el riesgo de quedarse varados en la vía o bien dañar su carro al rodarlo con poco combustible.
Las jornadas médicas organizadas por la Corporación de Salud del estado Táchira fueron suspendidas en cinco municipios por la falta del hidrocarburo, así como la recolección de basura en la entidad, ya que los camiones están parados por falta de gasolina.
El transporte público ha mermado considerablemente debido a que las estaciones de servicio destinadas para ellos no tienen ni gasoil ni gasolina. Hay varias bombas a las que no les ha llegado gasolina en lo que va de semana.
Los coleados
Para quienes sí hay combustible es para los famosos VIP. Estas personas se dedican a sobornar al cuerpo de seguridad presente a fin de ingresar a la estación de servicio sin hacer cola, pasando por encima de quienes han incluso dormido en sus carros bajo lluvia o sol.
Estas personas no pagan cualquier cantidad: hasta 50.000 pesos colombianos, que equivalen a más de 300.000 bolívares, exigen en las estaciones de servicio por el privilegio de abastecerse de gasolina sin pasar penurias.
Otro modo de aprovecharse de la situación la tienen los llamados “pimpineros”. Son personas que tienen gasolina almacena y, por lo general, la venden en la frontera. Sin embargo, siempre están dispuestos a ofrecer sus «servicios» a quienes buscan alternativas para surtirse. La semana pasada la pimpina de 20 litros se cotizaba hasta en 15.000 pesos. Esta semana, el precio de la misma ascendió a 40.000 pesos como mínimo.
La necesidad de gasolina en la entidad se ve a medida que pasan los días y el problema no se solventa.
Con información de Crónica Uno