Debido a las pocas unidades que se encuentran trabajando en la entidad por la escasez de combustible, la falta de efectivo y el recorte de las rutas, los larenses para poder llegar a su destino piden un «aventón» a camiones y hasta cisternas sin medir el riesgo que corren y la posibilidad de sufrir un accidente mortal debido a que el vehículo en cuestión no reúne las características necesarias para el traslado de personas.

En horas de la mañana y en la tarde-noche, en cualquier punto de la ciudad, se pueden ver a personas que se movilizan en la parte trasera de camiones cisternas, camiones 350, e incluso en motos, en los cuales se trasladan sin las mínimas medidas de seguridad, pues es común ver a los pasajeros en camiones sin las barandas para poder sujetarse o en motocicletas sin el debido casco y en cuyo vehículo se trasladan hasta tres personas.

Oscar Garrido, quien vive en el sector de Cordero al norte de la ciudad, contó que diariamente debe pedir una cola para llegar a su casa ya que las unidades no llegan hasta su comunidad, asegura que en dos oportunidades se ha caído de camiones en los que se sube sin ningún tipo de protección.

«Ya me he caído dos veces, gracias a Dios solo han sido golpes, me da miedo volverme a caer, pero es la única manera en la que puedo llegar a mi casa», dijo Garrido, quien trabaja en el centro de Barquisimeto y diariamente para poder trasladarse espera una unidad de Transbarca que lo lleve hasta Ali Primera y allí espera un aventón.

El último accidente registrado en Lara con saldo mortal de un pasajero que se movilizaba en un camión sin barandas ni protección ocurrió en noviembre del año pasado, cuando Freddy Lucena de 38 años, albañil y residente de Cabudare pidió una cola para llegar a su casa luego de una jornada laboral. En el camino, un movimiento brusco del conductor hizo que Freddy cayera al pavimento, lo que le generó politraumatismo y minutos después la muerte.

Larenses aseguran que el costo del pasaje y la falta de efectivo también los lleva a pedir «aventones», ya que el poco salario y el efectivo que da en el banco es insuficiente para trasladarse por una semana en busetas, sobre todo en aquellos casos en los que deben usar doble ruta.

«El efectivo que podemos sacar en los bancos no alcanza para varios pasajes porque los rutas cobran muy caro», dijo Máximo Montoya, quien vive en el norte.

Montoya explica que disponer de su salario un presupuesto para los pasajes resulta muy difícil en Barquisimeto, pues las tarifas que cobran los ruteros cambian según la ruta y el chofer. Por ejemplo, en zonas del oeste el pasaje puede costar Bs. 200 mil, pero para el norte cuesta Bs. 500 mil. En horas de la noche, los montos varían y son establecidos de forma anárquica por el conductor.

Restricciones
Las restricciones de circulación para evitar los contagios de covid-19 también implica que los larenses deban solicitar cola pues las busetas y Transbarca se recogen temprano. Sin embargo, no todas las personas tienen la «suerte» de conseguir quien les acorte el camino, sobre todo a las personas de la tercera edad a quienes poco le dan la cola.

«A mundo, eso era antes que a uno les daban la cola, uno que es mayor no le ofrecen esa ayuda, más bien van aceleran», dijo Jesús Carapica, quien se encontraba en una de las colas de Transbarca.

Rosa Rojas vive una situación similar, cuenta que debe esperar por horas las unidades de Transbarca ya que por su avanzada edad no puede subirse a un camión ni caminar largos trechos

«A mi los carros no se me paran, muy rara la vez cuando logro agarrar una cola, siempre tengo que esperar el Transbarca para poder llegar a la casa», comentó Rojas.

Larenses piden al gobierno regional que resuelva la grave crisis que vive el sector transporte para poder movilizarse por la ciudad sin arriesgar sus vidas.

Yutong no cubre la demanda
Las extenuantes colas cansan física y emocionalmente a los usuarios, pero es la única alternativa que tienen para llegar a sus casas. Esperar hasta por cuatro horas en una cola para subirse a una unidad de Transbarca se ha vuelto parte del día a día de aquellos que no tienen efectivo para llegar a sus hogares.

Usuarios aseguran que tras la llegada de la pandemia son menos las unidades que están trabajando, por lo que llegar a sus destinos a veces les parece una tarea imposible-

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