El cierre de la producción de compotas Gerber (marca perteneciente al conglomerado Nestlé) tuvo una razón más que justificada: agotado por completo el stock de envases, desde hace varias semanas Venezolana del Vidrio (Venvidrio) no despacha sus frascos debido a la paralización de casi todas sus líneas.
¿La causa? Falta de materia prima, específicamente soda caústica, ingrediente esencial en la manufactura del vidrio que es importado y que, de acuerdo con trabajadores de la empresa socialista, no llega desde hace varios meses.
“Ya tenemos casi un mes que nos enviaron para la casa porque todos los hornos están parados. Más de la mitad del personal está en esta condición y recibiendo sueldo básico”, afirmó un trabajador que prefirió el anonimato por temor a represalias, agregado que solo el personal esencial asiste a la fábrica ubicada en Los Guayos, Carabobo. La otra planta se encuentra en el estado Trujillo.
“La empresa está trabajando pero con pocos hornos porque no hay suficiente materia prima. Tenemos entendido que van a prestar una cierta cantidad de soda para evitar la paralización total, pero no sabemos cuándo ni de dónde vendrá”, comentó otro empleado que también pidió no revelar su identidad.
Calcula que en estos momentos la producción está por debajo de 30%, lo que explicaría la ausencia de la gran cantidad de operarios.
Además de ello, la escasez de soda y otros insumos ha conllevado que los productos que están manufacturando tengan una baja calidad.
Esto concuerda con lo expresado por Nestlé Venezuela la semana pasada, cuando señaló que los emvases suministrados por el proveedor “no cumplen con los estándares de calidad requeridos”.
Desde hace casi dos años Venvidrio ha mantenido una producción intermitente por falta de materia prima o la utilización de insumos no adecuados para sus procesos. De hecho, uno de los entrevistados señaló que en la última semana esta situación devino en la “explosión” de uno de los hornos, razón que vino a complicar aún más situación.
– Sin comida –
La nómina de la compañía expropiada en 2010 a la estadounidense Owens Illinois está conformada por unos 2.600 trabajadores, a lo que se suman los empleados administrativos y personal de confianza.
Pero el número se ha ido reduciendo. De acuerdo con una de las fuentes, en las últimas semanas, más de 120 trabajadores han sido despedidos o han renunciado a la empresa con la idea de buscar una fuente de sustento más confiable. “Cobrar sueldo básico no es rentable cuando se tiene una familia”, subrayó.
Por otra parte, una de las fuentes dijo que tras una reunión con la directiva de la compañía, se ordenó a los empleados cesantes a no ir a la planta a fin de reducir los gastos en alimentación de los trabajadores. “Hay que ser consciente, si la empresa no está produciendo nada, hay que evitarle esos gastos adicionales”, dijo.
“La empresa considera que estar aquí ocasiona más gastos… antes podíamos venir y podíamos comer acá, ahora no”, ratificó uno de los consultados, quien señaló que muchos de sus compañeros acudían al trabajo porque era la única comida que hacían en el día”, y refirió lo que es ya de conocimiento público: que muchos trabajadores apartan parte de su ración para llevarla a casa.
Se estima que el gasto diario por alimentación de cada trabajador ronda los 28.000 bolívares, tomando en cuenta que se hacen dos comidas por turno. Eso, proyectado al universo de obreros, significa unos 72 millones de bolívares al día.
Fuente: El Estímulo
Fecha: 10 de octubre de 2017