Este viernes, Caracas y otras ciudades del país, vivieron episodios convulsos en donde las protestas estuvieron a pedir de boca en varios sectores. En la capital de la República, desde la mañana se evidenció el repudio a las últimas acciones del Gobierno con la sentencia del TSJ.

Tras las declaraciones de la Fiscal Luisa Ortega Díaz, en las que decía que sí había ruptura del hilo constitucional en los edictos del Poder Judicial, fueron muchos los que decidieron salir a la calle a manifestar su descontento al pensar que, efectivamente, Venezuela dejó el filo de la democracia en la que se encontraba y entrar a la oscuridad de la dictadura a través de un golpe de Estado, hecho que es negado categóricamente por el Gobierno.

La tarde del viernes no fue rutinaria. En Los Cortijos, al este de Caracas, personas de varios partidos políticos y también sin tener vínculos directos con ellos, se congregaron en la avenida Francisco de Miranda para expresar su reproche.

 

Pancartas como “No más dictadura” o aquellas que reflejaban el descontento de la población por los diversos problemas que nos agobian como la escasez y la inseguridad, se hicieron sentir en el asfalto de Los Cortijos y La California.

Hasta los vehículos se unieron a los transeúntes ondeando las banderas de Venezuela y esa algarabía (o tal vez ‘arrechera’, como dijeran los mismos personeros del Gobierno) hicieron que por unos instantes, una gran cantidad de ciudadanos dejaran a un lado sus diferencias para concentrar el pensamiento en un solo objetivo: Cambio. Eso se evidenció también en el característico punto del distribuidor Santa Fe, que el pasado jueves también fue protagonista de una tímida protesta.

Otro de los lugares que fue escenario para que los venezolanos manifestaran su opinión fue la emblemática Plaza Altamira. Desde 2002, es el lugar de encuentro de los simpatizantes de la oposición.

Allí, los protestantes tomaron el segmento de la Plaza Altamira que da a uno de los canales de la avenida Francisco de Miranda. Quizás eran pocos, pero estuvieron presentes y puede que representen ese efecto multiplicador que tanto ansía la oposición.

 

Una bandera al revés sirve para resumir el episodio y el pensar de muchos: Venezuela está de cabeza y hay que trabajar duro para enderezar el país. No es fácil, pero tampoco imposible.

Fuente: El Estímulo

Fecha: 1 de abril de 2017

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