Gasolineros afirman que para mantener operativas las estaciones de servicio por 24 horas se requiere un mayor número de trabajadores, full inventario de gasolina, seguridad y plantas eléctricas.
«Menos mal que están los guardias aquí, porque cualquiera puede venir acá y robarnos los dólares. Todo está muy solo, casi nadie viene y estoy yo solo trabajando», dijo un trabajador de una estación de gasolina internacional ubicada en el mirandino municipio Sucre, en Caracas, mientras surtía de combustible al único vehículo que se encontraba en el lugar. Eran aproximadamente las 7:30 de la noche.
Las bombas de gasolina comenzaron a operar las 24 horas desde hace poco más de una semana por orden del Ministerio de Petróleo, con el objetivo de suministrar el combustible a todas aquellas personas que no habían podido surtir en el día. La medida ha sido más efectiva en ciudades del interior del país, donde aún decenas de vehículos permanecen en cola hasta en horas de la madrugada.
En Caracas -entretanto- la decisión de permanecer abiertos las 24 horas no ha sido ejecutada por todas las estaciones de servicio. En un recorrido realizado por TalCual a varios de estos establecimientos ubicados en el este de la ciudad (donde se ubican la casi totalidad de las gasolineras no subsidiadas), se evidenció que sólo 25% de las bombas de gasolina tomaron las previsiones necesarias para operar toda la noche.
Varias estaciones optaron por prestar el servicio solo hasta las 7:00 pm a pesar de encontrarse vehículos en cola, los trabajadores argumentaron que no había personal suficiente para quedarse toda la noche en el establecimiento.
«Si dejo a un trabajador para el turno de la noche me quedo sin uno menos para trabajar durante el día, ahorita no es posible contratar más personal porque el tema de la cuarentena dificulta las cosas», acotó un encargado de uno de estos establecimientos ubicado en la avenida Rómulo Gallegos, que prefirió mantener su anonimato.
En varias bombas se observó la presencia de funcionarios de la Guardia Nacional. Encargados de custodiar las instalaciones y de organizar las colas de vehículos para el suministro del combustible durante el día, permanecían en el lugar luego del cierre del negocio o del correspondiente cambio de guardia.
Caracas es la segunda de 10 ciudades más inseguras y peligrosas del mundo, de acuerdo al último reporte de 2019 de la organización española El Orden Mundial. «Ciudades mexicanas, de repúblicas centroamericanas o venezolanas tienen el dudoso honor de ser las ciudades más violentas del mundo, ya que copan el mayor ratio de homicidios en base a su población», se indicó en el documento. Por lo que se comprende el temor de los gasolineros de tener que quedarse toda noche «más que despierto y con los ojos bien abiertos» mientras ofrece el servicio.
En otras estaciones de servicio -sin embargo- se observaba la soledad que ofrece la noche: sin trabajadores, sin clientes, sin vehículos y sin la presencia y custodia de funcionarios militares.
Analistas petroleros han señalado que la gasolina iraní que llegó al país hace unas semanas durara poco, y calculan que pueda abastecer al país dos semanas más si se continúa aplicando un racionamiento.
Sin condiciones óptimas
Los encargados de las bombas de la gasolina señalan que es necesario contar con las condiciones mínimas para mantener operativos estos establecimientos las 24 horas del día.
Para ello se requiere de un mayor número de trabajadores, full inventario de gasolina, mayor seguridad y plantas eléctricas.
«Las gandolas (que transportan gasolina) llegan cada dos o tres días y cuando el combustible se acaba tengo que cerrar, para qué voy a dejar la bomba abierta en la noche. Una decisión como esa no se puede aplicar en todas las bombas, que lo hagan las que aún tengan cola o en los lugares dónde se evidencie que aún hay gente tratando de llenar el tanque», señaló uno de los trabajadores consultados.
Los trabajadores que se quedan en las bombas hasta el día siguiente dicen sentirse seguros con la presencia de los funcionarios de la Guardia Nacional, pero temen quedarse a oscuras en caso de ocurrir una falla eléctrica.
«¿Qué hacemos si se va la luz? Yo tendré que cerrar y me quedo dentro del establecimiento. Malo será para la gente que se encuentre haciendo la cola, porque no le vamos a poder vender más la gasolina. Ya nosotros hemos dicho que es necesario poner una planta eléctrica si vamos a seguir así», resaltó otro de los trabajadores consultados.
En Caracas aún se puede observar algunas colas de vehículos en las bombas con gasolina subsidiada cuyo precio se estableció en 5.000 bolívares el litro. En muchos de estos establecimientos se cuenta con puntos de venta, además del sistema biopago con el cual se lleva el control de cuántos litros consume un vehículo al mes, los cuales no deben superar los 120 litros para contar con el subsidio.
Este sistema es operado por los trabajadores de Chamba Juvenil, los cuales se encuentran en las estaciones de servicio desde el pasado 8 de junio cuando se ordenó a las bombas abrir las 24 horas. Esta organización que forma parte del brazo juvenil del partido oficialista Psuv, dirige las acciones con tres líderes juveniles por cada establecimiento.
Aunque el ministro de la Juventud, Pedro Infante, informó que unos 3.000 jóvenes llevarían a cabo la supervisión del sistema, muchos de ellos no se quedan en la noche cuando las bombas.
Derechos laborales
Con la puesta en marcha de este plan para operar las 24 horas, los trabajadores de las estaciones de servicio se preguntan cuál será el beneficio laboral y aunque la medida tendrá una duración de 15 días, esperan que la misma no sea prorrogada. Argumentan que muchas veces se quedan trabajando sin haber cenado y solo se les prometió el pago de un bono por permanecer toda la noche en el establecimiento.
«Una señora que vino en estas noches me regaló una canilla de pan y otro señor una malta de botellita (bebida). Espero que en verdad nos paguen por trabajar toda la noche. A nosotros nos preguntaron ‘¿quiénes pueden empezar a trabajar en la noche?’ y bueno yo a regañadientes me ofrecí, porque sabía que mis otros compañeros no pueden; pero como me gustaría irme a la casa de verdad», cuenta un gasolinero consultado.
Con información de Tal Cual